Panorama económico y político (II)

Dudas sobre las metas para el ejercicio 2001. Las exportaciones crecen, pero no alcanza para arrastrar a toda la economía. recuperación de las inversiones.

27 septiembre, 2000

A la hora de evaluar la posibilidad de alcanzar la meta de incremento del PBI que se estableció en el remozado convenio con el FMI y que es parte integrante de las proyecciones del presupuesto del 2001 se plantean dudas similares a las que depara el presente ejercicio.

La conducción económica apoya sus pronósticos en la continuidad del crecimiento de las exportaciones, en una recuperación del proceso de inversión y, en menor medida, en la reactivación del consumo privado.

Sin embargo, las ventas al exterior representan menos de 10% del PBI y, por lo tanto, se requieren elevadas tasas de expansión para que logren hacerse sentir en la evolución del producto. En lo que va de este año, 90% de las exportaciones apenas crecieron 5% en términos de valor, y nada indica que los precios vayan a exhibir importantes aumentos el próximo año.

En consecuencia, las altas tasas de incremento de las ventas externas dependen, para su continuidad, de que el precio del petróleo se mantenga en valores semejantes a los que rigen actualmente. Pronóstico sobre el cual no existe un consenso importante.

Más aún, si persistieran las elevadas cotizaciones actuales de los hidrocarburos, el país se beneficiaría por el lado de las exportaciones, pero posiblemente se perjudicaría frente a un casi inevitable ascenso en las tasas de interés.

Interrogantes en danza

A esta fuente de incertidumbre hay que sumar la fuerte revaluación del dólar, la progresiva devaluación de la moneda brasileña, y el menor crecimiento del comercio y de la economía mundial durante el próximo año. De modo que resulta difícil partir del supuesto de que las ventas externas puedan constituirse en la fuerza impulsora, por excelencia, de la expansión de la economía durante el 2001.

Por el lado de las inversiones, se espera alguna recuperación sobre los decepcionantes registros de este año. Pero, aún así, la lenta maduración de muchas de las inversiones anunciadas indica que su contribución a la expansión del producto sería limitada.

Descartada la sustitución de importaciones como una fuente alternativa de crecimiento (el equipo económico plantea reducir en 4 puntos porcentuales el arancel externo común), queda el consumo privado como la variable que podría acelerar la tasa de crecimiento.

Sin embargo, esto depende de que, al menos, el salario, las horas extras o el empleo se eleven con respecto a los niveles registrados durante este año. En el marco de los problemas de competitividad que exhibe la economía local, parece difícil que el componente salarial aumente de manera significativa; en especial, cuando tampoco hay evidencias contundentes de que esa alza pueda ser compensada por un correlativo incremento de la productividad. Lo mismo puede decirse acerca de la reducción de las tasas de desempleo.

A la hora de evaluar la posibilidad de alcanzar la meta de incremento del PBI que se estableció en el remozado convenio con el FMI y que es parte integrante de las proyecciones del presupuesto del 2001 se plantean dudas similares a las que depara el presente ejercicio.

La conducción económica apoya sus pronósticos en la continuidad del crecimiento de las exportaciones, en una recuperación del proceso de inversión y, en menor medida, en la reactivación del consumo privado.

Sin embargo, las ventas al exterior representan menos de 10% del PBI y, por lo tanto, se requieren elevadas tasas de expansión para que logren hacerse sentir en la evolución del producto. En lo que va de este año, 90% de las exportaciones apenas crecieron 5% en términos de valor, y nada indica que los precios vayan a exhibir importantes aumentos el próximo año.

En consecuencia, las altas tasas de incremento de las ventas externas dependen, para su continuidad, de que el precio del petróleo se mantenga en valores semejantes a los que rigen actualmente. Pronóstico sobre el cual no existe un consenso importante.

Más aún, si persistieran las elevadas cotizaciones actuales de los hidrocarburos, el país se beneficiaría por el lado de las exportaciones, pero posiblemente se perjudicaría frente a un casi inevitable ascenso en las tasas de interés.

Interrogantes en danza

A esta fuente de incertidumbre hay que sumar la fuerte revaluación del dólar, la progresiva devaluación de la moneda brasileña, y el menor crecimiento del comercio y de la economía mundial durante el próximo año. De modo que resulta difícil partir del supuesto de que las ventas externas puedan constituirse en la fuerza impulsora, por excelencia, de la expansión de la economía durante el 2001.

Por el lado de las inversiones, se espera alguna recuperación sobre los decepcionantes registros de este año. Pero, aún así, la lenta maduración de muchas de las inversiones anunciadas indica que su contribución a la expansión del producto sería limitada.

Descartada la sustitución de importaciones como una fuente alternativa de crecimiento (el equipo económico plantea reducir en 4 puntos porcentuales el arancel externo común), queda el consumo privado como la variable que podría acelerar la tasa de crecimiento.

Sin embargo, esto depende de que, al menos, el salario, las horas extras o el empleo se eleven con respecto a los niveles registrados durante este año. En el marco de los problemas de competitividad que exhibe la economía local, parece difícil que el componente salarial aumente de manera significativa; en especial, cuando tampoco hay evidencias contundentes de que esa alza pueda ser compensada por un correlativo incremento de la productividad. Lo mismo puede decirse acerca de la reducción de las tasas de desempleo.

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