El ministro de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior de Brasil, Fernando Pimentel, y el asesor de presidencia de Brasil, Marco Aurelio García, se reunieron miércoles y jueves de la semana pasada con el ministro de Economía argentino, Axel Kicillof, y el nuevo Jefe de Gabinete, Jorge Capitanich.
El objetivo primario de la reunión es trabajar en los mecanismos necesarios para alinear la oferta Argentina a la del resto de los países del Mercosur. Y obviamente que antes de cerrar posiciones para enfrentar a la UE, deberá darse definición a otras cuestiones pendientes en la agenda bilateral, afirma Dante Sica, director de abeceb.com.
La posición de Brasil ante los temas bilaterales que le importan a la Argentina estará atada a que nuestro país vaya con una posición más flexible a la mesa con la UE. Éste es el caso, por ejemplo, de la renegociación del acuerdo automotor, que vencerá en junio de 2014. A esto se suma la discusión sobre la política comercial argentina, por la que Brasil hace fuertes reclamos.
A partir de 2013 se reavivó la voluntad de las partes de activar las negociaciones para concretar el Acuerdo de Asociación Interregional (AAI) entre el Mercosur (MCS) y la Unión Europea (UE), con el objetivo inmediato de realizar un nuevo intercambio de ofertas hacia mediados de diciembre.
Se trata de un proceso impulsado por Brasil, que tiene al acuerdo con la UE prácticamente como una estrategia de Estado debido a la pérdida de competitividad de sus exportaciones y la necesidad urgente de su Industria de encontrar nuevos mercados.
Con esta meta en mente, Brasil incitó a los países del Mercosur a que comenzaran a trabajar para coordinar sus ofertas nacionales.
La fecha intermedia para la entrega de ofertas nacionales fue pautada para el pasado 15 de noviembre en la ciudad de Caracas.
De acuerdo con lo estipulado, cada país debía trabajar sobre cuatro ejes: oferta de comercio de bienes, servicios, inversiones y compras gubernamentales. Con relación al primer eje, además, las ofertas debían cumplir con la liberación de lo “sustancial del comercio” con la Unión Europea, que en la práctica se asume en torno al 90% del intercambio. Los resultados de la Reunión de Caracas fueron insuficientes. Si bien todos los países hicieron su presentación, Argentina solo cumplió con el apartado relacionado a comercio de bienes y con una oferta alejada de la meta del 90%.
La coordinación de las ofertas en torno a todos los ítems del AAI así como la concreción de la meta conjunta del 90% es fundamental para poder presentar a la UE una oferta única en la fecha estipulada. El país vecino busca que la Argentina se comprometa con un esquema de mayor previsibilidad para el ingreso de importaciones brasileñas, en particular en ciertos sectores sensibles actualmente afectados por las DJAI y en el ánimo de los reclamos influirá mucho la oferta argentina para el acuerdo con la UE.
Una muestra de los resultados que se podrían alcanzar es el anuncio recién hecho hoy por Pimentel, en el que se advierte que el Gobierno argentino liberará desde la semana próxima productos brasileños demorados en la aduana, entre ellos calzados y automóviles.
La racionalización de la política comercial será probablemente el principal desafío para Argentina, tanto en el intercambio con Brasil, como en el análisis de una potencial liberación del comercio con el bloque europeo. Si bien las juega un rol secundario en la protección de los sectores industriales locales.
La protección real no son los derechos de importación sino la política de restricción de las compras externas. Desde este ángulo será difícil avanzar sobre la limitación de las restricciones comerciales locales sin acordar con la UE medidas de salvaguardia, mecanismos de adaptación de los sectores sensibles y normas de origen.
Más allá de todo, la conclusión del AAI con la Unión Europea tiene gran importancia económica y política. Las exportaciones industriales del país vecino han perdido competitividad en forma progresiva en los últimos años.
En este sentido, es la perspectiva del sector privado brasileño y de la opinión pública en general que el camino para la reinserción de los productos industriales en las cadenas internacionales de valor es la firma de acuerdos de asociación intrarregionales.
Habiendo logrado controlar la apreciación del real y en un escenario preelectoral el gobierno de Dilma Rousseff busca acompañar esta creencia.
De lo anterior se desprende que la actual discusión entre funcionarios argentinos y brasileños pondrá en juego toda la relación bilateral.