<p>Este fin de semana, en Lisboa, la Organización del Tratado Atlántico Norte busca alumbrar una entidad global y multipropósito, pero tan esfumada como su secretario, el holandés Anders Rasmussen. Este sábado, empero, quedó claro que hay dificultades: el nuevo texto obtuvo apretada aprobación entre los 48 asistentes.<br />
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Uno de los puntos, por ejemplo, posterga hasta 2020 la puesta en marcha del escudo estratégico que, se supone, protegerá poblaciones y bases militares de los países miembros. Aquí surge un contrasentido: mientras varios adherentes albergan dudas sobre la utilidad real del esquema, Turquía obtuvo la promesa de extender el escudo a todo su territorio. Pero ¿contra quiénes operará ese amparo? No contra los vecinos musulmanes al este y sudeste. ¿O se orientará a la Unión Europea?<br />
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Sin embargo, Angora no ha desistido de entrar en esa organización, donde encuentra más objeciones que apoyos. Máxime con el auge del racismo y el rechazo a la diversidad étnica en países como España, Italia, Francia, Bélgica, Alemania, Holanda o Suecia. Al mismo tiempo, la larga ocupación otomana en los Balcanes (1328 hasta 1830) dejó huellas duras de borrar. La religión no escapa a eso, como lo subraya la “santa alianza” entre el papa alemán y la muy católica Polonia, que peleó siglos contra la Sublime Puerta. Si Turquía ingresase a la UE, sólo Alemania (82 millones) la superaría en población (70 millones), pero allá son todos musulmanes.<br />
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Ante tantos dilemas en la UE, los de la OTAN no parecen tan complejos. El escudo se relega al futuro mediano, igual que el eterno desarme. Por motivos opuestos, la guerra en Afganistán-Pakistán representa una “carga del hombre blanco” sin salida ni muchos entusiastas en occidente. Queda el ciberterrorismo, cuyo villano clave parece ser no al-Qa’eda sino China. Dado que la organización mantiene reflejos de la guerra fría, el viejo papel de la Unión Soviética pasará a su ex rival comunista, toda una ironía. <br />
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Otra vez se relanza la OTAN.Su meta: el ciberterrorismo
Algunos tics no se agotan, por ejemplo el escudo antiproyectiles, como si no existiera la interminable guerra en Afganistán-Pakistán. O Turquía, un nexo entre el tratado noratlántico y la esquiva Unión Europea. O China y el ciberterrorismo.