<p>De paso, les permitieron a las bolsas occidentales recobrarse, sólo en parte, del desbarranque iniciado el viernes 2. También le devolvieron trascendencia a la “comida chez la Eurotorre”, o sea la reunión del Banco Central Europea y sus pares. Hasta el veredicto de Karlsruhe, en efecto, la cita parecía sólo una despedida informal a Jean-Paul Trichet, que será remplazado por Mario Draghi el 2 de noviembre.<br />
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Satisfecha, Angela Merkel sostuvo que “nunca países con una moneda en común se pelearon entre sí y el euro es mucho más que eso. Su fracaso sería el de la propia Unión Europea”. La canciller pasaba por alto un detalle nada nimio: el euro representa la zona, no la UE.<br />
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Ello explica que otros no piensen lo mismo. Por ejemplo, Gerhard Schröder –el socialdemócrata que la precediera en Berlín- fue duro. “Si este gobierno no logra hacer pasar en el parlamento (Estrasburgo) la reforma del FEEF, será un golpe para la propia Alemania. En calidad de mayor contribuyente al fondo, deberá doblar el aporte en avales y llevarlo a € 211.000 millones o 48% sobre el total”.<br />
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Lo malo de todo esto es que, mientras la corte suprema germana legalizaba el primer rescate griego (€ 110.000 millones), este salvamento, más los de Portugal e Irlanda, suman 260.000 millones. Por si fuera poco, ahora el segundo paquete heleno (€ 120.000 millones) está al borde del colapso.<br />
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No sólo los políticos ven turbias las perspectivas. Para empezar, también los euroescépticos trasladarán sus objeciones al parlamento. Joachim Starbaty, Wilhelm Hankel, Karl-Albrecht Schachtschneider y Wilhelm Nölling apelarán a la instancia legislativa, probablemente en cuestión de días.</p>
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Oportuno fallo alivia a Merkel y a los mercados
Los euroescépticos chocaron con el tribunal constitucional alemán. La máxima instancia judicial estima legales el primer paquete de rescate a Grecia -mayo de 2010- y el Fondo Europeo pro Estabilidad Financiera (FEEF). Los jueces salvaron a la zona.