sábado, 21 de diciembre de 2024

Operaciones riesgosas: ¿otra manipulación de mercados?

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Este tipo de negocios (high-frequency trading, HFT; TAF en castellano), en manos de bancas de inversión, fondos de cobertura –derivativos- y otros jugadores a riesgo representa 60/70% de operaciones en Estados Unidos. Ello explica su acumulación en pocos años.

<p>Por fin, el sistema nacional para regulación nacional de mercados (RNMS en inglés), otro instrumento creado de apuro por la SEC en 2005, requirió que las órdenes de compraventa se cursaran en escala nacional, no sólo en determinadas bolsas. Ello permite a los operadores de alta frecuencia ganar jugando con leves diferencias entre un mercado y otro.<br /><br />Ahora, son ciertos efectos de la crisis hipotecaria todavía vigentes, reguladores y parlamentarios se muestran particularmente alertas ante eventuales riesgos ocultos en instrumentos o estrategias poco familiares aun para Wall Street. Así, sonó la alarma al proliferar nuevas cuentas, a mediados de este año, centradas en órdenes ultrarrápidas (“flash”), un subsegmento de TAF que explota huecos normativos y depara acceso un segundo antes de que se las trasmita al resto de los operadores.<br /><br />Esas TAF ultraveloces han sido objetadas porque “otorgan ventajas a los privilegiados y promueven abusos”, opina Franklin Allen, otro experto de Wharton. “Es una forma de correr con ventajas generalmente ilícitas, pues implica utilidades originadas en información adelantada, en desmedro para el resto del marcado”.<br /><br />Hacia mediados de septiembre, la SEC propuso una veda y el Nasdaq se apresuró a prohibir la práctica. En pocos días, un número de intermediarias abandonaron las TAF ultrarrápidas. En cuanto a la veda de la SEC, debe ser votada por segunda vez este año para convertirse en definitiva.</p><p><strong>Ganadores, perdedores</strong></p><p>Pero, si los especuladores de la gama HFT hacen miles de millones ¿quién pierde? ¿acaso los inversores comunes? Gustav Sauter (Vanguard Group, especializado en fondos mutuales) no lo cree así –quizá porque su firma se dedica a ese segmento- y señala que “los intermediarios han existido por generaciones. Para asegurarse liquidez, los ‘hacedores de mercado’ completan operaciones comprando o vendiendo por cuenta propia cuando no hay terceros compradores o vendedores”.<br /> </p>

<p>Estos especuladores sacaban partido de diferencias entre valores de compra y venta, pero las TAF han adaptado el recurso al siglo XXI. No obstante, afirma Sauter, “sus utilidades son por lo común inferiores a las obtenidas por hacedores de mercado convencionales”.<br />
Al respecto, Blume puntualiza que los inversores físicos comunes que apelan a estrategias de compra a largo plazo no debieran preocuparse. “Las ganancias del segmento TAF no salen de sus bolsillos. Serán miles de millones –cree con notable optimismo-, pero se distribuyen entre millones de transacciones muy pequeñas”. <br />
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Sea como fuere, Sauter y representantes de otros fondos se reunieron hace poco con funcionarios de la SEC para discutir la cuestionada operativa. Los interesados reiteraron que las HFT benefician al sector. Pero ni siquiera hay acuerdo entre las propias sociedades en lo tocante a innegables ventajas abusivas. <br />
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Muchos expertos independientes sospechan azares ocultos, reconoce Blume. “Cada transacción implica un ganador y un perdedor. No es imposible que los operadores tipo TAF se impongan a expensas de rivales menos dinámicos. Entonces, si se logran altas utilidades sobre diferencias mínimas, siempre habrá jugadores capaces de aprovecharlas vía manipulaciones arduas de detectar”.</p>

<p>Las utilidades en 2008 se estiman entre US$ 8.000 y 21.000 millones, una amplitud que revela la volatilidad del segmento. Ante este panorama, legisladores, reguladores y economistas sist&eacute;micos se preguntan si las TAF o HFT no acabar&aacute;n perjudicando a ahorristas e inversores f&iacute;sicos. &ldquo;La gente debiera familiarizarse m&aacute;s con estas estrategias. Sin duda, flota un aire de desconfianza acerca de sus efectos en los mercados&rdquo;, se&ntilde;ala Robert Stambaugh, de la escuela de negocios Wharton.<br />
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Sus defensores sostienen que las TAF fomentan liquidez, asegurando que siempre habr&aacute; compradores o vendedores disponibles. Colegas del analista indican que, hasta ahora, no aparecen amenazas ni peligros. Por el contrario, esas transacciones pueden significar ventajas en costos para quienes se colocan en fondos mutuales y otras variantes.<br />
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Al mismo tiempo, otros expertos consultados por <em>Knowledge@Wharton </em>subrayan que no se sabe lo suficiente sobre la modalidad, los efectos de operaciones tan veloces y el peligro de facilitar maniobras en los mercados. Eventualmente, un grupo lo bastante nutrido de jugadores podr&iacute;a interactuar y generar otra crisis sist&eacute;mica internacional.<br />
El universo HFT &ldquo;involucra operadores con computadoras capaces de aprovechar leves discrepancias en precios&rdquo;, explica Marshall Blume. &ldquo;Por lo com&uacute;n, los economistas financieros creen que el m&eacute;todo devuelve finalmente las cotizaciones al nivel donde debieran estar. Por ende, si las TAF aportan liquidez y aseguran precios justos, ser&aacute;n positivas. Pero existe una inquietud dif&iacute;cil de documentar: esos mismos jugadores pueden manipular mercados, lo cual ser&aacute; negativo&rdquo;.<br />
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<p>Entregar a una máquina la toma de decisiones no siempre resulta bien, advierte Ital Goldstein, profesor de finanzas en Wharton. “Muchos piensan que el crac de 1987 (bonos chatarra) fue causado por maniobras tipo TAF. En ese caso, un círculo vicioso salió de control porque complejos programas informáticos generaron ventas en masa, en respuesta a una caída de precios, y el resto de las computadoras enchufadas se unió a la estampida”.</p><p><strong>A velocidad de la luz</strong></p><p>Las transacciones a alta frecuencia echan mano a ordenadores de vanguardia tipo C-5 que buscan utilidades asociadas a cambios tan rápidos que el ojo humano no los percibe. Por ejemplo, un minúsculo aumento en la brecha entre precios de compra y venta o una leve, fugaz diferencia de valores entre diversos mercados del mundo. <br /><br />Las TAF son tan veloces que algunas firmas ubican sus servidores cerca de los mercados vecinos, para acotar la distancia o el lapso que recorre una orden por los cables a velocidad lumínica. Aparte de hacer proliferar computadoras ultrarrápidas, la modalidad refleja cambios de normas no siempre prudentes.<br /><br />En 1998, la <em>Securities & Exchange Commission </em>(SEC, comisión federal de valores) instituyó sistemas de transacción alternativos (ATS), que abrieron los pisos bursátiles a plataformas electrónicas capaces de competir con los mercados tradicionales. Dos años después, se cotizaban especies no hasta el 1/16 de fracción usual, sino hasta 1/100 (un centavo). Esto achicó las diferencias (spreads) y obligó a buscar alternativas.<br /><br />En 1998, pues, los ATS de la SEC las abrieron las puertas a las plataformas electrónicas para competir con las principales bolsas, empezando por Nueva York. Dos años más tarde, proliferaban transacciones por hasta 1/100 de brecha. Justamente, entre 1999 y 2001 se desinfló la burbuja puntocom. Era inevitable que se buscasen alternativas de sobrevivencia.<br /><br /> </p>

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