viernes, 27 de diciembre de 2024

ONU: ¿una bomba de tiempo contra el derecho marítimo?

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En un año, más de cincuenta países podrán extender jurisdicción sobre aguas y lechos submarinos. Esto amenaza, entre otros, al visionario tratado antártico (1960), retrotrae las cosas varios siglos y provocará litigios interminables.

<p>Cuando, a mediados de 2007, Rusia reivindic&oacute; soberan&iacute;a sobre el oc&eacute;ano &aacute;rtico, polo norte inclusive, la reacci&oacute;n m&aacute;s inteligente provino de Peter McKay, canciller canadiense. &quot;No estamos en el siglo XVI -sostuvo- un pa&iacute;s no puede ir por el mundo reclamando cuanto se le ocurra&quot;. Pero, am&eacute;n de los rusos, doce gobiernos acaban de hacerlo y unos treinta de aprestan a seguirlos.</p>
<p>Esta vanguardia incluye Rusia, Brasil, Australia, Gran Breta&ntilde;a, Irlanda (juntos), Francia, Espa&ntilde;a, Noruega, M&eacute;xico, Barbados, Sud&aacute;frica y China. Otros tres (Argentina, Chile, Nueva Zelanda) mantienen -como noruegos, franceses e&nbsp; ingleses- antiguas reclamaciones sobre aguas y tierras ant&aacute;rticas. En rigor, los tri&aacute;ngulos reclamados por Buenos Aires, Londres y Santiago se sobreponen en la regi&oacute;n occidental que, al parecer, no forma parte del continente oriental.</p>
<p>En la fase actual, las pretensiones no se centran tanto en pesca cuanto en hidrocarburos y minerales bajo el casquete de hielo o las aguas circundantes. En un error t&iacute;pico de Naciones Unidas y su burocracia, hoy manejada por el surcoreano Ban Ki-mun, se ha fijado el 13 de mayo de 2009 como fecha l&iacute;mite para presentar reclamaciones mar&iacute;timas. Cincuenta de los 155 ratificantes de la convenci&oacute;n sobre derechos mar&iacute;timos (CDM) est&aacute;n dispuestos a hacerlo. Entre ellos, meros islotes desperdigados por Ocean&iacute;a y el Caribe.</p>
<p>El tratado sostiene, con gran latitud y escaso seso, que todo &quot;pa&iacute;s&quot; -as&iacute; sea una manchita en el mapa- tiene derecho a una zona econ&oacute;mica exclusiva (ZEE) hasta 200 millas marinas (370 kil&oacute;metros) de su costa. La cifra 370 remite al primer intento hist&oacute;rico de dividir el mundo: en 1494, el tratado de Tordesillas fijaba un meridiano, a 370 leguas marinas del archipi&eacute;lago de Cabo Verde, como l&iacute;mite entre los eventuales imperios espa&ntilde;ol y portugu&eacute;s.</p>
<p>El punto m&aacute;s peligroso de la CDM reside en que sus firmantes podr&aacute;n estirar hasta 650 kil&oacute;metros sus ZEE entre la ratificaci&oacute;n y los diez a&ntilde;os subsiguientes. Pero, claro, esos cincuenta &quot;fundadores&quot; estar&aacute;n en condiciones de hacerlo justamente en 2009. A diferencia de aquellos imperios europeos creados en los siglos XVI a XIX (s&oacute;lo subsiste el ruso), los m&oacute;viles actuales son puramente geoecon&oacute;micos. La propia ONU calcula en alrededor de US$ 1 billones el valor de los recursos submarinos en danza.</p>
<p>Los reclamos ya presentados cubren unos dos millones de kil&oacute;metros cuadrados de lechos m&aacute;s all&aacute; de las plataformas epicontinentales. Salvo la argentina, que es an&oacute;malamente ancha y llega a las Malvinas, el resto implica mares m&aacute;s o menos cerrados (Mediterr&aacute;neo-Negro, Caribe, &Aacute;rtico, &Iacute;ndico, China meridional, Norte, B&aacute;ltico).<br />
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