En su informe de perspectivas a corto plazo para las principales economías, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico anunció que, aunque haya señales de que las economías desarrolladas se están recuperando, una ralentización de las emergentes significará que el crecimiento global seguirá siendo “flojo”.
En los últimos años, muchas de las amenazas a la economía global resaltadas por la OCDE han procedido de países desarrollados, debido a la crisis fiscal y bancaria de la eurozona y a que en Estados Unidos hay discrepancias sobre cómo abordar sus propios problemas fiscales.
Pero, mientras los problemas de los países desarrollados se relajan, los masivos flujos de capital que llegaron a las economías emergentes en los años que siguieron a la crisis financiera de 2008 han comenzado a salir de allí, creando nuevos desafíos para la recuperación global.
La OCDE señaló que las salidas de capital a las que se enfrentan muchos países emergentes suponen “difíciles dilemas”, en particular para los bancos centrales a la hora de rebajar las tasas de interés para compensar la ralentización del crecimiento en un momento en que sus divisas ya se están depreciando con fuerza.
“Los países que han experimentado una apreciación de sus divisas y grandes déficit por cuenta corriente en los últimos años deberían por lo general no resistirse a una presión bajista sobre sus divisas en un nuevo contexto”, aconsejó la OCDE.
El organismo, con sede en París, anunció que la continua retirada de capital y la reciente debilidad en la actividad económica sugieren que las economías en desarrollo se disponen a crecer más lentamente en los próximos años.
Mientras que China “parece haber superado lo peor” y se dirigiría a un repunte del crecimiento en la segunda mitad del año, el panorama para otros grandes países emergentes es menos prometedor.
Para los países BRIICS –Brasil, Rusia, India, Indonesia, China y Sudáfrica–, la tendencia de crecimiento podría haber descendido en más de un punto porcentual en los últimos cinco años, estimó la OCDE.
Parte del deterioro se debería a un menor crecimiento de la productividad, vinculado a la desaceleración de las reformas económicas en los últimos años.
La retirada de capital por parte de los países desarrollados comenzó en mayo, cuando los inversionistas por primera vez comenzaron a prestar atención al calendario de la Fed para el desmantelamiento de sus estímulos, provocando fuerte caídas en las divisas asiáticas y un encarecimiento de los costos de devolver la deuda denominada en dólares para las compañías locales.
Entre las economías emergentes, India ha sido la más castigada, con una caída de la rupia de cerca del 20% frente al dólar desde mayo. El consecuente encarecimiento de las importaciones ha acelerado la inflación.
A principios de septiembre, el país anunció su tercer trimestre consecutivo de crecimiento inferior al 5%, lo que aumentó la preocupación de las autoridades indias, que tienen dificultades para estabilizar la divisa y restaurar la confianza de los inversionistas en la economía del país.
“Existe el riesgo de que la volatilidad en los mercados financieros y las fuertes salidas de capital en los últimos meses de algunas economías emergentes puedan intensificarse, generando un lastre adicional para el crecimiento”, anunció la OCDE. “Los altos niveles de endeudamiento acumulados en los últimos años incrementan la vulnerabilidad a las conmociones financieras”.
Por otra parte, la OCDE anunció que es demasiado pronto para que los bancos centrales de los países desarrollados acaben con sus políticas monetarias de relajación, a pesar del repunte en el crecimiento.
Para Estados Unidos, la OCDE estima que el crecimiento se acelerará hasta un 2,7% anualizado en el último trimestre de este año desde el 2,5% del segundo trimestre. Japón registrará un crecimiento del 2,4%, mientras que Francia y Alemania, las mayores economías de la eurozona, se expandirán un 2,4% y 1,6% a finales de año, respectivamente.
“Es necesario apoyar la demanda, incluyendo el uso de medidas monetarias no convencionales, y asegurando que la recuperación no se descarrila”, dijo la OCDE. Agregó que la Reserva Federal debe reducir de forma gradual las compras de deuda, pero manteniendo las tasas de interés bajos por algún tiempo de acuerdo a sus guías de previsiones.
El Banco de Japón debería continuar con su programa de relajación monetaria hasta que se cumpla el objetivo de inflación del 2% de forma sostenible, recomendó la OCDE. El organismo reiteró que la eurozona sigue siendo vulnerable a renovadas tensiones financieras, bancarias y de deuda soberana, con muchos bancos de la región insuficientemente capitalizados.
“El BCE debería estar listo para hacer más para garantizar que la actual recuperación se acelera”, dijo Padoan. “Sigue existiendo margen para nuevas medidas de relajación monetaria si la recuperación no consiguiera consolidarse”.