<p>Por supuesto, el peso del coronel se multiplicaría en el mundo árabe y hasta podría fomentar dictaduras de su tipo. Ya hay demasiadas en África y algunas, menos agresivas, en Latinoamérica. Basta imaginar un pacto Ghadafi-Hugo Chávez y sus efectos en Washington. <br />
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A diferencia de quienes manejaban Túnez o Egipto y aún manejan Saudiarabia o los emiratos del golfo, el raís libio es desde hace decenios un exasperante opositor a los intereses norteamericanos en Levante. Por de pronto, no hubo embajador de Washington en Trípoli desde 1979 hasta 2008. <br />
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Bajo George W.Bush, por inspiración del vicepresidente Richard Cheney surgió una discreta cooperación en materia de inteligencia. ¿Motivo? Operar contra el colectivo al-Qaeda. Hoy, EE.UU. tendría poco que perder ayudando a los rebeldes libios. Obama, por el contrario, habría ganado mucho coordinando asistencia multilateral contra el caudillo. <br />
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Por supuesto, hay “palomas” en el Pentágono escaldadas por el fracaso de la OTAN en Afganistán. No obstante, aun si Ghadafi derrota a los rebeldes, nunca llegará –afirman analistas británicos, franceses e israelíes- a controlar completamente el territorio. En lugar de guerra civil convencional, habría una guerra de zapa capaz de involucrar tribus que desbordan sobre Argelia, Túnez, Níger, Chad, Sudán y Egipto.<br />
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Su ostracismo internacional (abarca la Liga Árabe) no parece hacerle mella y, por otro lado, el clan Ghadafi no abandonará fácilmente su tierra. En cambio, los insurgentes necesitan un auxilio exterior que EE.UU. les retacea. Tanto una guerra sin fin como el colapso de los rebeldes serán una humillación para Occidente, sus aliados árabes y el propio Obama. Justamente, lo que buscan los republicanos. <br />
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Ahora bien ¿vale la pena tolerar a quien exporta apenas 2% del petróleo mundial? ¿No será más razonable pasar a la acción directa y derrocar a Ghadafi? Eso es lo que se preguntan muchos analistas. Pero hay un factor clave: una intervención militar sin un programa de reconstrucción civil es un camino directo al fracaso. <br />
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Obama, vacilante ante un Ghadafi que avanza
Las hesitaciones del gobierno que dirige Barack Obama pueden costarle una derrota a Estados Unidos y sus aliados. Más si las fuerzas de Muammar Ghadafi acorralan al régimen de Benghazi y eventualmente lo liquidan. Sería un Vietnam ultrarrápido.