<p>En realidad, el jueves Barack Obama hizo personalmente lo que había hecho el martes la secretaria de estado, Hillary Rodham Clinton. Ahora, secundado por el primer ministro David Cameron y el presidente Nicolas Sarkozy, aunque no todavía por Dimitri Medvediev ni Vladímir Putin.<br />
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El mensaje público del mandatario estadounidense –en presencia de su colega mexicano, Felipe Calderón- tiene todos los visos de un ultimátum, pues menciona “una amplia gama de opciones para terminar con la violencia generada por el régimen. Pero hay una novedad: Londres y París ahora respaldan la propuesta de Washington para tender una zona de exclusión, esto es un paraguas aéreo.<br />
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A criterio de Obama, “Muamar Ghadafi ha perdido toda legitimidad para conducir y debe marcharse”. Entretanto, aviones del gobierno volvían a atacar el terminal portuario de Brega, a 800 kilómetros de la capital, pero tampoco en esta ocasión pudieron arrebatar su control. Éste sigue en manos del gobierno provisional (Cirenaica), mientras se acercan a la zona naves de la sexta flota.<br />
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En otro plano, Luis Moreno Ocampo, fiscal de la corte internacional de La Haya, anunció que abrirá una causa “por crímenes de lesa humanidad atribuidos al raís y sus allegados”. <br />
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Pero lo ocurrido en la LSE es mucho más grave, a estar de su director renunciante y medios británicos: la prestigiosa entidad había recibido casi US$ 2.500.00 de una fundación “privada”, dirigida por Se’if al-Islam (primogénito de Muammar). Al parecer su donativo facilitó buenas calificaciones para el joven. Davies mismo firmó la aceptación del monto, pero ahora se ha arrepentido, si bien esto no lo salva de una investigación en el seno de la LSE ni del escándalo consiguiente.</p>
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Obama insiste en pedir la renuncia a Ghadafi
Tras vacilaciones, Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia demandan la dimisión del coronel, cuando ya los combates acumulan 2.700 víctimas, estiman en Benghazi. Mientras, Howard Davies dejó la London School of Economics por nexos con Trípoli.