Obama, Huckabee y el statu quo en los partidos norteamericanos

Los establishments respectivos albergan temores sobre la primera interna abierta (Nuevo Hampshire, martes 8). La irrupción en Iowa de Barack Obama y Michael Huckabee les plantean dudas a Hillary Rodham Clinton y Mitt Romney.

5 enero, 2008

Ambos partidos y sus precandidatos favoritos –inclusive el republicano Rudolph Giuliani- se hallan ante dos recienvenidos. Por supuesto, sus mensajes son marcadamente distintos: el senador Obama y el ex gobernador de Arkansas, Huckabee, se hallan alejados entre sí hacia izquierda y derecha. Uno, hijo de africano y madre blanca de Kansas, llegó a la cámara alta hace apenas tres años. El otro es un pastor bautista repleto de propuestas bíblicas.

Ambos ganadores en Iowa empalidecen –hasta cierto punto, claro- las imágenes que Rodham Clinton y Romney (Giuliani se salva porque no se presentó al anacrónico “caucus”) tratan de cultivar desde hace meses. Algunos analistas, empero, otorgan excesiva relevancia a Iowa y deducen que los dos partidos deben hoy tener las cosas más claras con vista a Nuevo Hampshire.

Lo de Rodham Clinton fue especialmente notorio. Su estrategia, desde hace tiempo, es actuar como una candidata presidencial inevitable. En recientes semanas buscaba persuadir a los votantes de que su eventual gobierno será instrumento clave de cambios. Pero un puñado de afiliados en Iowa no lo veía así.

Sin duda, la senadora, Romney y Giuliani tienen fondos, aparato y seguidores para seguir en carrera y reforzar las campañas. Pero Rodham Clinton venía vacilando en las encuestas desde hace casi un mes, en particular entre independientes, que ahora parecen inclinarse por Obama a razón de dos por uno. Romney, que gastó en Iowa seis veces más que Huckabee en propaganda televisual, afronta una inesperada cantidad de rivales en Nuevo Hampshire.

Todos los precandidatos marchan a una interna abierta (primaria) la semana entrante, donde la senadora juega con la historia. En efecto, ahí empezó a tomar vuelo la candidatura de William J.Clinton en 1992, cuando obtuvo un segundo lugar clave. Si el martes no frena a Obama, éste mejoraría mucho sus posibilidades de integrar la fórmula presidencial demócrata en junio (a menos que se interponga algún violento: después de todo, el senador parece un Kennedy mulato).

Los asesores de Rodham Clinton no sueltan prenda en cuanto a si se cambiará la estrategia para afrontar a Obama. Pero, obviamente, el mensaje multifacético, a veces contradictorio de la legisladora no cala entre los votantes potenciales. Al mismo tiempo, empero, el pequeño Iowa produjo un hecho sin precedentes en la política norteamericana: los demócrata apoyaron en diferente grado a un afroamericano y a una mujer. Tratándose de una zona blanca y rural, esto denota síntomas de una amplia coalición social poliétnica.

Huckabee es otro tipo de fenómeno y parece haber salido de la nada. Ex gobernador de Arkansas, poco conocido entre los propios republicanos, llegó a la interna cerrada tras varios días cometiendo ”gaffes”. Aparte, apenas 1,3% de los votantes registrados acudió a los comités, contra 21% en el bando demócrata. Como cuando otro pastor, Patrick Robertson, logró un inesperado segundo lugar en 1988, Huckabee fue apoyado por campesinos evangélicos.

Naturalmente, Iowa no es Nuevo Hampshire, estado industrial donde los cristianos devotos escasean. Lo de Robertson en Iowa –en 1988 quedó tras Robert Dole y delante de George H.W.Bush- no le sirvió en intyernas siguientes. Finalmente, Bush padre se alzó con la candidatura republicana.

Ambos partidos y sus precandidatos favoritos –inclusive el republicano Rudolph Giuliani- se hallan ante dos recienvenidos. Por supuesto, sus mensajes son marcadamente distintos: el senador Obama y el ex gobernador de Arkansas, Huckabee, se hallan alejados entre sí hacia izquierda y derecha. Uno, hijo de africano y madre blanca de Kansas, llegó a la cámara alta hace apenas tres años. El otro es un pastor bautista repleto de propuestas bíblicas.

Ambos ganadores en Iowa empalidecen –hasta cierto punto, claro- las imágenes que Rodham Clinton y Romney (Giuliani se salva porque no se presentó al anacrónico “caucus”) tratan de cultivar desde hace meses. Algunos analistas, empero, otorgan excesiva relevancia a Iowa y deducen que los dos partidos deben hoy tener las cosas más claras con vista a Nuevo Hampshire.

Lo de Rodham Clinton fue especialmente notorio. Su estrategia, desde hace tiempo, es actuar como una candidata presidencial inevitable. En recientes semanas buscaba persuadir a los votantes de que su eventual gobierno será instrumento clave de cambios. Pero un puñado de afiliados en Iowa no lo veía así.

Sin duda, la senadora, Romney y Giuliani tienen fondos, aparato y seguidores para seguir en carrera y reforzar las campañas. Pero Rodham Clinton venía vacilando en las encuestas desde hace casi un mes, en particular entre independientes, que ahora parecen inclinarse por Obama a razón de dos por uno. Romney, que gastó en Iowa seis veces más que Huckabee en propaganda televisual, afronta una inesperada cantidad de rivales en Nuevo Hampshire.

Todos los precandidatos marchan a una interna abierta (primaria) la semana entrante, donde la senadora juega con la historia. En efecto, ahí empezó a tomar vuelo la candidatura de William J.Clinton en 1992, cuando obtuvo un segundo lugar clave. Si el martes no frena a Obama, éste mejoraría mucho sus posibilidades de integrar la fórmula presidencial demócrata en junio (a menos que se interponga algún violento: después de todo, el senador parece un Kennedy mulato).

Los asesores de Rodham Clinton no sueltan prenda en cuanto a si se cambiará la estrategia para afrontar a Obama. Pero, obviamente, el mensaje multifacético, a veces contradictorio de la legisladora no cala entre los votantes potenciales. Al mismo tiempo, empero, el pequeño Iowa produjo un hecho sin precedentes en la política norteamericana: los demócrata apoyaron en diferente grado a un afroamericano y a una mujer. Tratándose de una zona blanca y rural, esto denota síntomas de una amplia coalición social poliétnica.

Huckabee es otro tipo de fenómeno y parece haber salido de la nada. Ex gobernador de Arkansas, poco conocido entre los propios republicanos, llegó a la interna cerrada tras varios días cometiendo ”gaffes”. Aparte, apenas 1,3% de los votantes registrados acudió a los comités, contra 21% en el bando demócrata. Como cuando otro pastor, Patrick Robertson, logró un inesperado segundo lugar en 1988, Huckabee fue apoyado por campesinos evangélicos.

Naturalmente, Iowa no es Nuevo Hampshire, estado industrial donde los cristianos devotos escasean. Lo de Robertson en Iowa –en 1988 quedó tras Robert Dole y delante de George H.W.Bush- no le sirvió en intyernas siguientes. Finalmente, Bush padre se alzó con la candidatura republicana.

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