“Dado que la relación bilateral es tan importante y abarca tantos ámbitos, el Presidente está de acuerdo con la decisión de posponer la visita”, aseguró el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, aunque la Administración intentó destacar que la relación diplomática “no puede quedar ensombrecida por un único asunto”.
La Casa Blanca se plegó al anuncio de la mandataria brasileña sobre la postergación de la visita programada para el próximo día 23. Planalto venía amenazando con cancelar el viaje de Rousseff a consecuencia de las revelaciones de que la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA) habría espiado las comunicaciones de la Presidenta brasileña y algunos miembros de su equipo.
Según la Casa Blanca, ambos mandatarios habían hablado por teléfono el lunes por la noche como seguimiento a la reunión que mantuvieron en San Petersburgo, dentro del marco del G20, y el encuentro del ministro brasileño de asuntos exteriores con la asesora de Seguridad Nacional de Obama, Susan Rice.
Ayer, el portavoz Jay Carney añadió que la suspensión de la visita también había formado parte de la conversación telefónica.
En todas esas instancias, responsables del gobierno estadounidense trasladaron a sus homólogos brasileños la explicación por los diferentes trabajos de la NSA y la información que recolecta a través de Internet.
Tras las alegaciones de que la agencia estadounidense habría llegado a interceptar conversaciones de la Presidenta a través de su teléfono personal, el ministro de exteriores de Brasil exigió una disculpa formal de Obama.
“Por supuesto que reconocemos los efectos que tienen tales revelaciones en Brasil”, afirmó Carney este martes en rueda de prensa.
El Presidente norteamericano se reunió personalmente con Rousseff a principios de septiembre durante su participación en el G20, en Rusia, pero tal encuentro no habría servido para garantizar la visita de la mandataria brasileña a Washington.
“EE.UU. y Brasil disfrutan de una relación estratégica basada en valores democráticos compartidos y el deseo de avanzar un amplio crecimiento económico”, dice el comunicado de la Casa Blanca compartido de ayer.
“La invitación presidencial como la primera visita de Estado de su segundo mandato es un reflejo de la importancia que otorga a esta creciente colaboración y los estrechos lazos entre el pueblo brasileño y el estadounidense”, señalaron desde la Casa Blanca.
Como ya hiciera durante su comparecencia ante los medios en San Petersburgo, el presidente Obama reiteró en el comunicado que “entiende y lamenta las preocupantes revelaciones sobre las actividades de espionaje de EE.UU. en Brasil”.
La Casa Blanca asegura que está comprometida a trabajar con Rousseff y su gobierno a través de las vías diplomáticas para avanzar más allá de este asunto, que define como “un motivo de tensión en la relación bilateral”.