<p>Por supuesto, Benyamín Netanyahú rechazó los planteos de Barack Obama mientras, casualmente el viernes, visitaba la Casa Blanca. Entretanto, Hafez al- Assad no paró de liquidar civiles. Desarmados pero tan tenaces como, en otro plano, los colonos judíos de Cisjordania y Galilea.<br />
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Como Silvio Berlusconi en Italia, Netanyahú lidia con una inestable mayoría parlamentaria, producto de alianzas contra natura. En esta fase, el drástico cambio de políticas en Levante –no sólo en Israel- coloca a Estados Unidos en una situación proactiva pero riesgosa.<br />
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Además de las exigencias territoriales a Tel Aviv, su otro aliado histórico en el área (Saudiarabia) sabe que Obama no ve con buenos ojos la intervención de sus tropas en Bahéin. Aunque la quinta flota siga amarrada en Manama mientras Washington analiza si trasladarla a Dohá (Qatar).<br />
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En cuanto a Damasco, el observatorio sirio de derechos humanos (Londres y París) estimaba en 830 las víctimas fatales hasta la primeros trece días de mayo. Debe señalarse que el calendario musulmán va de viernes a jueves. En cuanto a detenidos, sumaban 10.000 al 19.<br />
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Pero las efervescenncia no cesaba en centros tan neurálgicos como Dera’a, Homs, Latakia, Hama, Ma’aret al-Numán y el trio kurdo en el extremo noreste. Salvo la minoría alawita (secta disidente de la Shi’á), enquistada en el gobierno y los militares, la mayoría sunní y el resto de la shi’í están contra los Assad. Los pequeños grupos cristianos, entretanto, siguen fieles al gobierno <br />
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Las nuevas advertencias de Obama y varios dirigentes de la Unión Europea caen en saco roto. En lo atinente a la Liga Árabe, mantiene un silencio que contrasta con el activismo en Libia, Egipto o Yemén. Probablemente, porque Siria es el país árabe relativamente mejor armado. Por otro lado, pesa el precedente de Hafez padre: en 1982 ahogó en la sangre de quince mil sunníes un levantamiento en Hama.<br />
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Obama afronta viernes sirios y terquedad israelí
Sus presiones sobre Tel Aviv debe volver a las fronteras de 1967- y Damasco (cesar las masacres de civiles) son claves de nueva geopolítica regional. Cuarenta muertos en otro viernes de furia y casi mil acumulados en diez semanas lo subrayan