O. sociales: usuarios, en favor de la desregulación

En una encuesta privada, los beneficiarios dijeron que quieren poder elegir, aunque no piensan mudarse de prestador .Creen que los sindicatos temen perder el negocio y dudan de la dirigencia sindical.

9 enero, 2001

De acuerdo a los resultados de una encuesta realizada por la Sociedad de Estudios Laborales , 78% de las personas está de acuerdo con la libre elección del prestador aunque afirman que no cambiarían sus cobertura de salud.

Los encuestados se mostraron en favor del servicio que brindan las obras sociales. “Lo que la sociedad rechaza es un sistema cerrado, donde no tiene oportunidad de elegir”, sostiene el informe.

Al mismo tiempo, sólo una de cada cinco personas se mostró dispuesta a hacer un pago extra, por encima de los aportes de ley sobre el salario, para mejorar las prestaciones.

Desde su lanzamiento, el 2 del actual, el nuevo esquema no ha conseguido el beneplácito de los actores involucrados.

Las obras sociales sindicales se han presentado a la Justicia para frenar la reforma; un grupo de ellas ya ha conseguido una medida cautelar de no innovar.

Por su parte, la Confederación General del Trabajo , que capitanea Rodolfo Daer, anunció la realización de un paro de 36 horas, el 1 y 2 de marzo, en rechazo a la reforma del sistema jubilatorio, la desregulación en el sector de salud y otras medidas del Gobierno lanzadas por decreto.

También fueron a la Justicia las obras sociales de personal de dirección, que cuestionan aspectos impositivos (no pueden ser modificadas por decreto), y sostienen que la desregulación va en contra de los estatutos que les dieron origen.

Por su parte, las prepagas le han dado la espalda al sistema: ninguna de las más reconocidas se ha anotado para participar del nuevo contexto y tampoco muestran interés por hacerlo en el corto plazo.

En ese sector están esperando que el Gobierno termine de definir algunos aspectos de operativos, como el de la morosidad, el listado de beneficiarios, quién distribuirá los fondos para las enfermedades especiales.

Según el estudio, la opinión favorable a la reforma se verifica en todos los estratos sociales. En los niveles socioeconómicos bajo y medio bajo alcanza a 75% y en la clase media a 80%.

Del trabajo surge que la relación entre quienes prefieren un sistema de salud abierto y los que rechazan la desregulación es de 6 a 1.

Para la gente, el rechazo de los dirigentes sindicales a la reforma se basa en que pierden el control del mercado de la salud. En una pregunta abierta (de respuesta espontánea), 69% opinó que los dirigentes se oponen a la desregulación porque “les quita el negocio”.

De acuerdo a los resultados de una encuesta realizada por la Sociedad de Estudios Laborales , 78% de las personas está de acuerdo con la libre elección del prestador aunque afirman que no cambiarían sus cobertura de salud.

Los encuestados se mostraron en favor del servicio que brindan las obras sociales. “Lo que la sociedad rechaza es un sistema cerrado, donde no tiene oportunidad de elegir”, sostiene el informe.

Al mismo tiempo, sólo una de cada cinco personas se mostró dispuesta a hacer un pago extra, por encima de los aportes de ley sobre el salario, para mejorar las prestaciones.

Desde su lanzamiento, el 2 del actual, el nuevo esquema no ha conseguido el beneplácito de los actores involucrados.

Las obras sociales sindicales se han presentado a la Justicia para frenar la reforma; un grupo de ellas ya ha conseguido una medida cautelar de no innovar.

Por su parte, la Confederación General del Trabajo , que capitanea Rodolfo Daer, anunció la realización de un paro de 36 horas, el 1 y 2 de marzo, en rechazo a la reforma del sistema jubilatorio, la desregulación en el sector de salud y otras medidas del Gobierno lanzadas por decreto.

También fueron a la Justicia las obras sociales de personal de dirección, que cuestionan aspectos impositivos (no pueden ser modificadas por decreto), y sostienen que la desregulación va en contra de los estatutos que les dieron origen.

Por su parte, las prepagas le han dado la espalda al sistema: ninguna de las más reconocidas se ha anotado para participar del nuevo contexto y tampoco muestran interés por hacerlo en el corto plazo.

En ese sector están esperando que el Gobierno termine de definir algunos aspectos de operativos, como el de la morosidad, el listado de beneficiarios, quién distribuirá los fondos para las enfermedades especiales.

Según el estudio, la opinión favorable a la reforma se verifica en todos los estratos sociales. En los niveles socioeconómicos bajo y medio bajo alcanza a 75% y en la clase media a 80%.

Del trabajo surge que la relación entre quienes prefieren un sistema de salud abierto y los que rechazan la desregulación es de 6 a 1.

Para la gente, el rechazo de los dirigentes sindicales a la reforma se basa en que pierden el control del mercado de la salud. En una pregunta abierta (de respuesta espontánea), 69% opinó que los dirigentes se oponen a la desregulación porque “les quita el negocio”.

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