Nueva posición sobre Malvinas
Los kelpers no serán reconocidos como tercera parte en el litigio con el Reino Unido. En la década de los 40´, Londres anunció su status colonial.
El gobierno argentino retomará la política respecto de su reclamo de soberanía sobre las islas Malvinas. Lo hará a través del ministro de Relaciones Exteriores, Adalberto Rodríguez Giavarini, ante el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas, organismo ante el cual el Reino Unido incluyó al archipiélago entre los territorios del Imperio a descolonizar, en la década de los años 40´.
El gobierno de la Alianza pone término ,de esta manera, a la política de seducción privilegiada por el ex ministro Guido Di Tella, que para algunos observadores alentó las pretensiones de autonomía de los habitantes de las islas, en lugar de facilitar un acercamiento con la Argentina.
La Constitución Nacional plantea, en base a su última reforma, el respeto a los “intereses y modo de vida de los isleños”. Fórmula resistida hasta ahora por Gran Bretaña que insiste en que deben predominar en las negociaciones los “deseos” de los kelpers, quienes entrarían a integrar el debate, como tercera parte. Para la Argentina, históricamente, se trata de una población transplantada después de un acto de fuerza, en conflicto con los normas del derecho internacional.
Se descarta que la sesión introduzca cambios de fondo en la situación; servirá para plantear el litigio en otro contexto, en el cual la voz de los isleños no será tenida en cuenta por Buenos Aires. Los argumentos de la Cancillería contarán con el aval de tres personas que tienen lazos históricos y de pertenencia con las Malvinas. Se oirán las voces de Alejandro Vernet, tataranieto del primer gobernador de las islas; Alejandro Betts, un nativo del archipiélago que vive en la Argentina continental y Guillermo Clifton , quien tiene a la mitad de su familia en Malvinas y la otra mitad en la Patagonia, es médico veterinario y se desempeña en el INTA.
Este último caso es un argumento en favor de demostrar que nada impide una plena integración, más allá de las actuales diferencias culturales.
El gobierno argentino retomará la política respecto de su reclamo de soberanía sobre las islas Malvinas. Lo hará a través del ministro de Relaciones Exteriores, Adalberto Rodríguez Giavarini, ante el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas, organismo ante el cual el Reino Unido incluyó al archipiélago entre los territorios del Imperio a descolonizar, en la década de los años 40´.
El gobierno de la Alianza pone término ,de esta manera, a la política de seducción privilegiada por el ex ministro Guido Di Tella, que para algunos observadores alentó las pretensiones de autonomía de los habitantes de las islas, en lugar de facilitar un acercamiento con la Argentina.
La Constitución Nacional plantea, en base a su última reforma, el respeto a los “intereses y modo de vida de los isleños”. Fórmula resistida hasta ahora por Gran Bretaña que insiste en que deben predominar en las negociaciones los “deseos” de los kelpers, quienes entrarían a integrar el debate, como tercera parte. Para la Argentina, históricamente, se trata de una población transplantada después de un acto de fuerza, en conflicto con los normas del derecho internacional.
Se descarta que la sesión introduzca cambios de fondo en la situación; servirá para plantear el litigio en otro contexto, en el cual la voz de los isleños no será tenida en cuenta por Buenos Aires. Los argumentos de la Cancillería contarán con el aval de tres personas que tienen lazos históricos y de pertenencia con las Malvinas. Se oirán las voces de Alejandro Vernet, tataranieto del primer gobernador de las islas; Alejandro Betts, un nativo del archipiélago que vive en la Argentina continental y Guillermo Clifton , quien tiene a la mitad de su familia en Malvinas y la otra mitad en la Patagonia, es médico veterinario y se desempeña en el INTA.
Este último caso es un argumento en favor de demostrar que nada impide una plena integración, más allá de las actuales diferencias culturales.
