Esa es la tesis del último informe del IERAL de la Fundación Mediterránea.
Así, dice, en junio de este año el PIB estaría volviendo a registros similares a los del cuarto trimestre de 2020.
La recaudación de impuestos asociados al mercado interno descendió 5,3% en moneda constante en mayo respecto de abril, luego de haber caído 1,6% en aquel mes respecto de marzo. Se trata de datos mensuales, que no computan sólo lo ocurrido en la última parte de mayo, cuando el freno a la actividad fue mucho más intenso.
Es posible que este fenómeno esté anticipando un agotamiento de la recuperación de la demanda observada en los meses previos, pero también (factor no excluyente) la fatiga financiera de cada vez más contribuyentes, abrumados por la presión impositiva.
Hay un desfase creciente entre los “bienes salario” y los ingresos de los trabajadores, y también un fuerte encarecimiento (medido en dólares financieros) de bienes de consumo durable y del costo de la construcción, entre otras opciones de aplicación de los ahorros.
Luego de un marzo que mostró crecimiento de 2,4 % en términos reales respecto de igual mes de 2019 (el año prepandemia), la recaudación de impuestos asociados al mercado interno cayó en abril un 3,7%, para profundizar el descenso a 7,7 % en mayo, siempre contra igual mes de 2019. Se trata de un cambio de 10,1 puntos porcentuales de marzo a mayo. De este modo, el freno en la actividad que surge de estos primeros datos podría estar adelantando que la demanda ya no puede convalidar el ritmo de inflación mensual del 4 % en el que se instaló la economía desde octubre de 2020.
De acuerdo a Our World in Data, en la Argentina, con datos hasta el 31 de mayo, se han aplicado 27 vacunas cada 100 habitantes, mientras que en Brasil se computaban 31,75 vacunas, en Uruguay las dosis aplicadas ascienden a 81,13 y en Chile a 96,6 cada 100. Las cifras de población inmunizada son menores, porque en la mayoría de las vacunas se necesitan dos dosis.
En los primeros cinco meses de 2021, la prudencia fiscal y monetaria por un lado, y la fuerte mejora de los términos de intercambio por el otro, se conjugaron para revertir el exceso de pesos y recomponer el menguado stock de reservas netas del Banco Central, que se incrementaron en 3,6 mil millones de dólares, hasta un nivel de 7,2 mil millones. Ha sido clave el freno en la emisión monetaria por motivo fiscal, que pasó de 167 mil millones de pesos/mes en 2020 a 36 mil millones de pesos/mes en enero-mayo de 2021. Sin embargo, la incertidumbre no permite extrapolar esta política a lo que resta del año.
La dificultad para proyectar la manera en que los desequilibrios macroeconómicos habrán de ser encarrilados es una de las diferencias más marcadas entre la Argentina y buena parte del resto de los países de la región. Es por esto que no ha sorprendido la reciente estimación de la OECD, según la cual la Argentina recién retornaría en 2026 al nivel de PIB per cápita pre covid, siendo el más rezagado en términos de recuperación después de Sudáfrica.