No basta con un eje entre Beijing y Washington

Así sostuvo en Nanjing el presidente del Eurogrupo, Jean- Claude Juncker. Pero su rechazo al G-2 fue relativizado por analistas de Hongkong y Nueva York: el funcionario proviene de Luxemburgo, un paraíso fiscal enquistado en el centro de la Eurozona.

30 noviembre, 2009

<p>Sin embargo, Juncker no hablaba por el peque&ntilde;o gran ducado, sino por los ministros de econom&iacute;a o hacienda de &ldquo;los diecis&eacute;is&rdquo; que adhieren a la moneda com&uacute;n. &ldquo;Les hemos dicho a los amigos chinos que el mundo es hoy demasiado multipolar como para darle lugar al grupo de 2&rdquo;. Ortodoxo y, en el fondo, pronorteamericano, el luxemburgu&eacute;s objet&oacute; &ldquo;un y&uuml;an por dem&aacute;s bajo&rdquo;.<br />
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Todo eso suced&iacute;a en el duod&eacute;cimo encuentro del Eurogrupo con las autoridades monetarias del gigante. Ocurre que el G-2 (China-Estados Unidos) se present&oacute; en sociedad poco antes de entrar en vigencia el tratado de Lisboa. Vale decir, la nueva constituci&oacute;n pol&iacute;tica para los veintis&eacute;is miembros de toda la Uni&oacute;n Europea. En t&eacute;rminos de producto bruto interno o regional, en este momento la &ldquo;nueva&rdquo; UE supera a EE.UU. y China misma.<br />
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Observadores franceses, italianos y checos califican el G-2 como &ldquo;una pesadilla global&rdquo;. Pero, en realidad, el problema es que la UE (y m&aacute;s la Eurozona) han prolongado un marasmo que las dej&oacute; fuera de competencia. En otro plano, Bruselas teme que Washington se vuelque al Pac&iacute;fico, aunque m&aacute;s no sea para impedir que su mitad norte se convierta en un &ldquo;lago chino&rdquo;. Con un consejo de seguridad noratl&aacute;ntico impotente ante los sue&ntilde;os nucleares iran&iacute;es o los delirios norcoreanos, la OTAN pone en evidencia que el viejo atlantismo anglosaj&oacute;n se extingue.<br />
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En t&eacute;rminos geopol&iacute;ticos, no todav&iacute;a geoecon&oacute;micos &ndash;su PBI por habitante es bajo-, China act&uacute;a como superpotencia. A punto tal que, durante la reciente gira por oriente, Barack Obama encontr&oacute; a un &ldquo;aliado&rdquo; que pretende ser voz cantante en el G-2. Esta vol&aacute;til relaci&oacute;n de fuerzas no favorece a la UE, dado que ni siquiera hay consistencia entre la UE y la Eurozona. Ello se nota en un detalle inquietante: la situaci&oacute;n de Turqu&iacute;a, cuyo ingreso choca con un extendido brote anti-isl&aacute;mico en Italia, Francia, Espa&ntilde;a, Rumania y Suiza.</p>
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