Nigeria: explosión derivada de un sabotaje deja 300 muertos

En uno de los peores desastres petroleros de la historia reciente, el sabotaje de un oleoducto –otro episodio de la interminable guerra civil en el sur- produjo el estallido. La gente se había lanzado a recoger combustible derramado.

27 diciembre, 2006

Cientos de personas estaban recogiendo crudo con bidones y otros medios. Poco antes, el oleoducto había sido perforado por insurgentes –“ladrones”, los califica el gobierno-, en el distrito de Abule Egabake, cerca de la antigua capital, Lagos. En medio del desparramo, bastó una chispa para generar la explosión, pues el tipo de petróleo filtrado es muy inflamable.

“Esta tragedia es resultado de la guerra civil, la miseria, la corrupción y la ignorancia”, sostiene Joel Ogundere, abogado cuya casa estaba cerca del estallido. El camino del petróleo lo ilustra claramente: el crudo se exporta, se refina en Occidente y vuelve como combustible caro. Por otra parte, la ineficiencia de la distribuidora estatal –que beneficia a las grandes petroleras internacionales- crea escasez y conduce a este tipo de saqueos.

La catástrofe anterior, también ligada a la guerra civil (1998), sigue al frente con más de 700 víctimas. Amén de las necesidades de la gente, existe desde hacer años un próspero mercado negro de combustible robado. Ahí confluyen funcionarios venales y guerrilleros, grupos a quienes no les interesan las vidas humanas, en una paradoja: el cuarto socio de la Opep en volumen exportado genera escenas como las actuales con creciente frecuencia.

Así se explica una economía que se expande a razón de 7% anual (estimado 2006), pero tiene 80 millones de habitantes –sobre un total de 130 millones en 924.000 km2, la suma Patagonia+Comahue- bajo el umbral de pobreza (dos dólares diarios). Hay otro dato, cuidadosamente ignorado por la Opep, el gobierno, las empresas y el Banco Mundial, cuyos burócratas ganan US$ 15.000 mensuales: 5.000 kilómetros de ductos han ahogado la agricultura, tradicional medio de sustento. La economía, en esas condiciones, es un juego maltusiano.

Los números son claros: 2.350.000 barriles diarios de producción y 2.320.000 de exportación demuestran que el valor agregado no está en el país, sino afuera. Por supuesto, los crudos no elaborados representan US$ 46.700 millones (2005), 97,5% de las exportaciones totales. El producto bruto interno ascendía en 2005 a US$ 99.000 millones, pero no pasaba de 735 por habitante (2,01 diarios, con una pequeña burguesía urbana absorbiendo hasta 25 dólares). Las reservas cubicadas de hidrocarburos alcanzan 36.200 millones de barriles. En la Opep, Nigeria es la cuarta exportadora y la sexta en el mundo.

Cientos de personas estaban recogiendo crudo con bidones y otros medios. Poco antes, el oleoducto había sido perforado por insurgentes –“ladrones”, los califica el gobierno-, en el distrito de Abule Egabake, cerca de la antigua capital, Lagos. En medio del desparramo, bastó una chispa para generar la explosión, pues el tipo de petróleo filtrado es muy inflamable.

“Esta tragedia es resultado de la guerra civil, la miseria, la corrupción y la ignorancia”, sostiene Joel Ogundere, abogado cuya casa estaba cerca del estallido. El camino del petróleo lo ilustra claramente: el crudo se exporta, se refina en Occidente y vuelve como combustible caro. Por otra parte, la ineficiencia de la distribuidora estatal –que beneficia a las grandes petroleras internacionales- crea escasez y conduce a este tipo de saqueos.

La catástrofe anterior, también ligada a la guerra civil (1998), sigue al frente con más de 700 víctimas. Amén de las necesidades de la gente, existe desde hacer años un próspero mercado negro de combustible robado. Ahí confluyen funcionarios venales y guerrilleros, grupos a quienes no les interesan las vidas humanas, en una paradoja: el cuarto socio de la Opep en volumen exportado genera escenas como las actuales con creciente frecuencia.

Así se explica una economía que se expande a razón de 7% anual (estimado 2006), pero tiene 80 millones de habitantes –sobre un total de 130 millones en 924.000 km2, la suma Patagonia+Comahue- bajo el umbral de pobreza (dos dólares diarios). Hay otro dato, cuidadosamente ignorado por la Opep, el gobierno, las empresas y el Banco Mundial, cuyos burócratas ganan US$ 15.000 mensuales: 5.000 kilómetros de ductos han ahogado la agricultura, tradicional medio de sustento. La economía, en esas condiciones, es un juego maltusiano.

Los números son claros: 2.350.000 barriles diarios de producción y 2.320.000 de exportación demuestran que el valor agregado no está en el país, sino afuera. Por supuesto, los crudos no elaborados representan US$ 46.700 millones (2005), 97,5% de las exportaciones totales. El producto bruto interno ascendía en 2005 a US$ 99.000 millones, pero no pasaba de 735 por habitante (2,01 diarios, con una pequeña burguesía urbana absorbiendo hasta 25 dólares). Las reservas cubicadas de hidrocarburos alcanzan 36.200 millones de barriles. En la Opep, Nigeria es la cuarta exportadora y la sexta en el mundo.

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades