Mundo laboral: ¿Qué pasó en el comienzo del año?

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Aumentó el desempleo pero no por caída de la ocupación (por ahora)

En el segundo trimestre de 2018, la tasa de desempleo fue de 9,6% de la población económicamente activa (PEA), afectando a 150 mil personas. Pese a que la ocupación trepó 2,2% (casi 250 mil trabajadores), la cantidad de desocupados subió casi 14% i.a., porque la creación de puestos de trabajo no compensó la mayor cantidad de personas buscando activamente empleo (la PEA creció 3,2% i.a.). Así lo explica el informe de la consultora Ecolatina.

Considerando la dinámica agregada del primer semestre, en ese período ingresaron 680 mil personas al mercado de trabajo (+3,4% i.a.). Cabe destacar que no todos los que ingresaron al mercado laboral corrieron igual suerte: aproximadamente dos de cada tres consiguieron un empleo (más de 440 mil personas) mientras que el otro tercio pasó a engrosar la fila de los desocupados (más de 200 mil personas). De esta forma, la tasa de desempleo promedió 9,3% en la primera mitad del año, trepando 0,3 p.p. en relación al primer semestre de 2017.

 

Consecuencias para la economía

 

Más allá de que el aumento de la participación en el mercado de trabajo por encima de la población, refleja una mayor necesidad de apuntalar los ingresos de los hogares, una cuestión negativa adicional es que si utilizamos los datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) para ver la cantidad de empleos formales en todo el país, la mitad de los trabajadores  que consiguieron un empleo en el primer semestre de 2018 lo hicieron en un puesto de trabajo registrado, siendo que la otra mitad quedó relegada a un empleo informal (220 mil personas en ambos casos).

Como el trabajo es la principal fuente de ingresos en la mayoría de los hogares, no es una buena noticia el aumento del empleo informal, que ya se viene observando desde el cierre del año pasado. Esto hace que una mayor proporción de familias dependa de una fuente de trabajo inestable e ingresos volátiles, no cubiertos por paritarias.

El deterioro de la actividad y la aceleración de la inflación está impactando especialmente en estos hogares (que no solo son los más vulnerables, sino también los de mayor propensión a consumir, es decir que gastan la mayor parte de su salario).

Todos estos datos apenas captan el efecto de la corrida cambiaria mayo-junio, por lo que estimamos que tras el salto del dólar de agosto, esta situación empeorará en la segunda mitad del año. La cantidad de desempleados subirá, debido a que se perderán puestos netos de trabajo (especialmente en el sector industrial y en las PyMEs) y la búsqueda de ingresos adicionales se intensificará por la profundización de la pérdida del salario real.

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