Moodys cree que habrá acuerdo con acreedores, pese a nuevas presiones

Moody’s Investor Service, calificadora de riesgo soberano, y el BIRF estiman que Argentina llegará a acuerdo con los acreedores privados, en términos similares a los de la propuesta de Dubái. Pese a una curiosa presión de fondos buitres.

29 marzo, 2004

Mauro Leos, ejecutivo de la agencia, adelantó esa posibilidad el viernes 26, durante una reunión preliminar a la XLV asamblea anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en Lima. También fue más lejos que Roberto Lavagna en cuanto a la economía argentina: pronosticó que 2005 puede ser tan positivo en materia de PBI como 2003 y 2004 (+9).

No obstante, advirtió sobre los efectos de la “semicrisis” energética que afronta el mundo e involucra al Mercosur y Chile. Volviendo a la deuda titulizada y aún en incumplimiento, Leos cree que Argentina logrará “una quita histórica”. De todas maneras, aconsejó despolitizar las negociaciones y censuró elípticamente al cabildeo de los fondos buitres.

El sábado, en igual marco, David Ferranti, vicepresidente para Latinoamérica en el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento –BIRF o Banco Mundial- subrayó la reactivación de la economía argentina. Como sus colegas del BID, el ejecutivo estima que las negociaciones con acreedores privados están bien encaminadas. Consultados por la prensa, Leos y Ferrante declinaron opinar sobre la “crisis” entre el gobierno y sectores del PJ.

Justamente esa eñales favorables a la Argentina ponen nerviosos a los fondos buitres y sus habituales voceros. También en Lima, Hans Humes (del llamado “comité global” de bonistas) salió el domingo a reclamar contra el Fondo Monetario Internacional. Reivindicando la representación de inversores norteamericanos, alemanes e italianos, sostuvo que Argentina debe negociar sólo con su grupo.

En realidad, Humes había sacado su planteo en “Emerging markets”, una revista dedicada a la especulación financiera. “Están invitando a todos –afirma el gestor- y me sorprende que no hayan incluido a mi abuelita”. El tono insolente revela que varios fondos buitres están irritados porque la reunión en Buenos Aires abarca veinticuatro grupos de acreedores. No sólo el “comité”, pese a su costosa campaña de medios y otras presiones.

Precisamente este tipo de desplantes hizo que Guillermo Nielsen, secretario de Finanzas, censurase a los acreedores privados. De pasó, aludió –sin nombrarla- a Anne Krueger y recordó el firme respaldo del FMI a la convertibilidad, la sobrepreciación del precio (llegó a representa hasta 300% el valor real) y los trucos contables de Domingo Cavallo, Roque Fernández y otros.

Nielsen sabía en qué contexto hablaba, el sábado por la noche. Participaba, a la sazón en una comisa de Merrill Lynch, en Lima. Vale decir, el escenario de la reunión preliminar del BID.

Mauro Leos, ejecutivo de la agencia, adelantó esa posibilidad el viernes 26, durante una reunión preliminar a la XLV asamblea anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en Lima. También fue más lejos que Roberto Lavagna en cuanto a la economía argentina: pronosticó que 2005 puede ser tan positivo en materia de PBI como 2003 y 2004 (+9).

No obstante, advirtió sobre los efectos de la “semicrisis” energética que afronta el mundo e involucra al Mercosur y Chile. Volviendo a la deuda titulizada y aún en incumplimiento, Leos cree que Argentina logrará “una quita histórica”. De todas maneras, aconsejó despolitizar las negociaciones y censuró elípticamente al cabildeo de los fondos buitres.

El sábado, en igual marco, David Ferranti, vicepresidente para Latinoamérica en el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento –BIRF o Banco Mundial- subrayó la reactivación de la economía argentina. Como sus colegas del BID, el ejecutivo estima que las negociaciones con acreedores privados están bien encaminadas. Consultados por la prensa, Leos y Ferrante declinaron opinar sobre la “crisis” entre el gobierno y sectores del PJ.

Justamente esa eñales favorables a la Argentina ponen nerviosos a los fondos buitres y sus habituales voceros. También en Lima, Hans Humes (del llamado “comité global” de bonistas) salió el domingo a reclamar contra el Fondo Monetario Internacional. Reivindicando la representación de inversores norteamericanos, alemanes e italianos, sostuvo que Argentina debe negociar sólo con su grupo.

En realidad, Humes había sacado su planteo en “Emerging markets”, una revista dedicada a la especulación financiera. “Están invitando a todos –afirma el gestor- y me sorprende que no hayan incluido a mi abuelita”. El tono insolente revela que varios fondos buitres están irritados porque la reunión en Buenos Aires abarca veinticuatro grupos de acreedores. No sólo el “comité”, pese a su costosa campaña de medios y otras presiones.

Precisamente este tipo de desplantes hizo que Guillermo Nielsen, secretario de Finanzas, censurase a los acreedores privados. De pasó, aludió –sin nombrarla- a Anne Krueger y recordó el firme respaldo del FMI a la convertibilidad, la sobrepreciación del precio (llegó a representa hasta 300% el valor real) y los trucos contables de Domingo Cavallo, Roque Fernández y otros.

Nielsen sabía en qué contexto hablaba, el sábado por la noche. Participaba, a la sazón en una comisa de Merrill Lynch, en Lima. Vale decir, el escenario de la reunión preliminar del BID.

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