Desde junio, en efecto, trabajosas negociaciones intentaban volver la oveja celta al redil, sin éxito. Ahora ese problema se complica con la virtual nacionalización de los principales bancos de la isla verde. Inspirada en recientes medidas de la teóricamente ortodoxa Gran Bretaña –Northern Rock, Bradford & Bingley-, Irlanda fue más allá y tienta a Francia.
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En efecto, el primer ministro Brian Cowen resolvió garantir por dos años todos los depósitos de las seis entidades mayores… sin advertir de antemano a la Comisión Europea (Bruselas). Eso provocó una fuga de capitales hacia refugios seguros, inclusive en la Eurozona, el resto de la misma Unión Europea y Suiza.</p>
<p> La actitud irlandesa irritó a Londres y alarmó a otras capitales. Ahora, la cuestión forma parte del temario que, en París, encara una versión europea del salvataje estadounidense, mientras Canadá golpea a la puerta. ¿Por qué aquellos cuatro? Simple: porque también integran el Grupo de los 7. El encuentro se realiza en un clima de sospechas mutuas: ya Angela Merkel ha desmentido que Nicolas Sarkozy haya propuesto un “fondo de rescates” para toda la UE.</p>
<p> Por ende, la agenda al parecer se limita a salvatajes locales. Ni siquiera se hablará de un esquema para toda la Eurozona (quince socios) o, mucho menos, los 27 de la UE. Pero, como sucedió cuando los irlandeses rechazaron el proyecto de tratado constitucional pergeñado en Lisboa, las poblaciones de otros países tuvieron el antecedente en cuenta. Sólo que hoy se trata de una doble crisis (malas hipotecas, crédito) que amenaza bolsillos y bienestar. </p>
Minicumbre europea y el espectro del caso irlandés
A primera vista, la reunión de Alemania, Francia, Gran Bretaña e Italia obedece a un proyecto de rescate financiero distinto al norteamericano. Pero hay un problema, Dublín, que ya hizo fracasar un proyecto de tratado constitucional.