<p>En realidad, las sesiones se cerraban el domingo tratando de armonizar duras críticas al capitalismo anglosajón con un intento de descongelar la ronda Doha y la Organización Mundial de Comercio. Apoyado por el primer ministro británico (cuyo gobierno interviene bancos en aprietos) Lamy, antiguo campeón de los subsidios agrícolas europeos, se lanzó contra la vuelta del proteccionismo en varios países desarrollados y emergentes.</p>
<p>No conforme con censurar los gravámenes aduaneros, Brown –olvidando su propio rescate de entidades financieras, US$ 500.000 millones- fue más lejos. Manifestó alarma por los paquetes de estímulos económicos lanzados o planeados por Estados Unidos (US$ 819.000 millones), Francia (450.000 millones), Alemania (625.000 millones) y China (580.000 millones).</p>
<p>Por el contrario, Nicolas Sarkozy y Putin afrontan huelgas y violencia callejera por la crisis sistémica y las medidas para frenarla. En Davos misma, pidieron convocar otra cumbre de jefes de estado (Eurozona el primero, Eurasia el segundo) para el 22 de febrero. La iniciativa de Sarkozy implica la posibilidad de derogar el anacrónico pacto de estabilidad (Maastricht, 1994), un instrumento monetarista que nunca funcionó.</p>
<p>Ese acuerdo imponía un techo de 2% de cada producto bruto interno para el déficit fiscal. Esta meta fue trabada, primero, por la indisciplina presupuestaria en la Eurozona (Francia, Alemania, Italia). Ahora, la crisis sistémica internacional deteriora el otro término de la ecuación, los PBI. Por ejemplo, España –que se pasó años exaltando su “ortodoxia”- ve su PBI achicarse y el desempleo rozar 14%. En este marco, será difícil conjurar Doha o luchar contra el proteccionismo. <br />
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Mientras Davos se esfumaba, hubo un intento de reflotar Doha
Wen Jiabao (China), Vladimir Putin (Rusia) y dos megafinancistas –Warren Buffet, George Soros- exigieron replantear el capitalismo. En una reunión paralela, Gordon Brown y Paul Lamy trataban de revivir la OMC para luchar contra el neoproteccionismo.