<p>Lo que menos quisiera la jefa del gobierno germano sería repetir la parábola, pero en la crisis de endeudamiento soberano que vive la Eurozona. No sólo Grecia –el caso extremo-, sino también Portugal, Irlanda y, eventualmente, España e Italia.<br />
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Los problemas no paran ahí. Desde hace meses, la propia Unión Europea es un caldo de cultivo para la extrema derecha populista y xenófoba. Alemania denota los primeros signos de contagio, asociados a triunfos electorales en Finlandia, Holanda, Eslovaquia, Bélgica, Francia, Hungría, Dinamarca, Austria y Suecia. Por supuesto, un vuelco de ese tipo en Berlín tendría un sabor distinto, más peligroso.<br />
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Hace un año, Merkel misma definía la crisis de deuda soberana en la “periferia” de la Eurozona como “una batalla entre la política y el mercado, donde debiera imponerse la primera”. Hoy se entera de que buena parte de US$ 77.000 millones (unos € 55.000 millones) en derivados de seguros sobre la deuda griega está en manos de Landesbanken. Vale decir, no en bancos privados sino estaduales o mixtos.<br />
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No termina allí el asunto. Sucede que las instituciones financieras más expuestas a un colapso de Atenas son francesas y sus paquetes incluyen acciones del estado. Esto pesará en la campaña electoral, dado que el presidente Nicolas Sarkozy busca reelegirse y su rival directa, Marina Le Pen, tiene serias posibilidades de ganarle, ya con el “sexualdemócrata” Dominique Strauss-Kahn fuera de carrera.<br />
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Nuevamente, Alemania no puede sumarse al segundo rescate heleno (€ 60.000 millones en 2012/4) porque no se lo permite su frente interno. No sin motivos atendibles, la coalición de gobierno –democristianos, demoliberales- insiste en que el salvamento griego y otros en carpeta incluyan bonistas, o sea acreedores privados. <br />
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Merkel, FMI, los ultras y el gran dilema griego
Los norteamericanos siempre acaban haciendo lo correcto, después de haber intentado todo lo demás, solía decir Winston Churchill en los años 50. Ahora la ironía se aplica a la canciller Angela Merkel y al acéfalo Fondo Monetario Internacional.