<p>Tras aquella frase tan dura sobre el futuro del euro, la canciller pidió a los legisladores “sopesar atentamente palabras, actitudes y sus efectos en los mercados”. Por cierto, este martes las aperturas bursátiles allende el Atlántico prolongaban –tal vez con menor intensidad- el sesgo pesimista del lunes.<br />
<br />
Tampoco existe un frente común ante Grecia en la alianza oficialista. En primer lugar, la Unión Democristiana (UD) ha perdido bancas en los siete comicios de año. El último, Berlín, acabó de pulverizar a su pequeño socio en la coalición oficialista, el partido Liberal. Para colmo, su presidente (Philip Rösler) es todavía ministro federal de Economía y cree inútil rescatar a Atenas. Esa postura le valió reproches públicos de su colega, Wolfgang Schäuble (Hacienda).<br />
<br />
No es que la Comisión Europea (Bruselas) la pase mejor. El derrumbe bursátil generalizado que inicia la semana aumentó el miedo al crac heleno. De paso, le restó trascendencia a la asamblea general de Naciones Unidas pero, por el contrario, se la añade a la ulterior reunión semestral conjunta del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.<br />
<br />
Ahora bien ¿quiénes pesan en la Eurozona (los diecisiete) y quienes casi no? Según un informe de Eurostat, el Indec de Bruselas, el producto bruto regional, una masa de € 12, 25 billones, se reparte desigualmente. <br />
<br />
Al frente figuran Alemania (€ 20,2%), Francia (15,8%) e Italia (12,6%), Los siguen España (8,7%), Holanda (4,8%), Bélgica (2,9%), Austria (2,3%), Grecia (1,9%) y Finlandia (1,5%). El resto muestra proporciones inferiores al 1,4% de Portugal. Por supuesto, el volumen de cada PBI no refleja la calidad de cada país, lo cual explica que Grecia supere a Finlandia o Italia a Holanda.</p>
<p> </p>
<p> </p>
Merkel dura: si cae el euro, adiós Europa
La sexta derrota electoral consecutiva no fue óbice para que, ante el Bundestag, Angela Merkel prefiriese sembrar aún más la alarma sobre la crisis griega y los riesgos que plantea a la moneda común. Pero los votantes siguen haciendo oídos sordos.
