<p>Ni José Manoel Durāo Barroso ni el otro presidente, Herman van Rompuy, parecían entusiasmados por las perspectivas de un acuerdo. La idea fracasó en 2004 porque la UE rechazó una exigencia clave de los latinoamericanos: que Bruselas deje de subsidiar sus exportaciones. <br />
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Por entonces, el Mercosur sufría ese tipo de “dumping”, en tanto la UE trababa –y traba- las ventas de rubros agrícolas a los europeos. El asunto sigue difícil: diez miembros de la UE se oponen a reabrir las importaciones de carnes argentinas y uruguayas porque, arguyen, les costaría ingresos anuales por € 5.000 millones. <br />
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Paradójicamente, la propia comisión europea sostiene que el intercambio bilateral aumentará € 4.500 millones si se levantan aquellas restricciones. Si, en efecto, las negociaciones se reanudan en julio, será una victoria para la política latinoamericana de José Luis Rodríguez Zapatero. Pero hoy el primer ministro afronta una crisis que amenaza su sobrevivencia política. <br />
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Otro intento fracasó en 2007, también por la pertinaz inflexibilidad de los campesinos europeos. Los temas no ha cambiado y existen posibilidades de que los contacto fracasen otra vez.</p>
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Mercosur-Unión Europea: una negociación de rumbo incierto
Tras una brecha de seis años, ambas partes se reúnen en un Madrid sacudido por ajustes extremos. No para deliberar, sino para preparar una agenda con vistas a inicios de julio.