Desde comienzos de la década del 90, con la globalización y el aumento del comercio internacional que trajo, el súper ciclo de las materias primas llevó al mundo emergente por el camino de la convergencia con el mundo desarrollado. Para muchos inversores los mercados emergentes se convirtieron en la parte central de sus carteras porque ofrecían grandes retornos y crecimiento rápido. Las empresas extranejras veían muchas oportunidades viendo a millones de personas salir de la pobreza y convirtiéndose en clase consumidora.
Pero la convergencia ha dejado de ser algo seguro. El precio de las materias primas cayó, el comercio internacional sufre reiterados ataques y muchos de los mercados emergentes están creciendo muy poco. Con la globalización en reversa, muchos inversores comienzan a preguntarse si hay alguna ventaja en diversificar sus carteras en los mercados emergentes.
La amenaza a la globalización es uno de los tres grandes cambios que están atacando a los mercados emergentes. El segundo es la desaceleración del crecimiento económico de China. El tercero es un cambio en las condiciones financieras globales después de una década de dinero fácil.
Mientras muchas economías emergentes tal vez puedan beneficiarse con algunas ventajas de largo plazo, como la demografía, en el corto y el mediano plazo los desafíos para algunas se presentan abrumadores. Argentina es un ejemplo. “Mientras el gobierno se esfuerza por superar la recesión, la gran pregunta es si el país volverá a crecer alguna vez”, dice Ignacio Labaqui, de Medley Global Advisors. La economía brasileña, que supo ser la niña mimada de los inversores en economías emergentes, está en recesión – o con crecimiento mediocre – desde hace asi diez años.
Pero no todas las economías emergentes son iguales. En los últimos tres años algunos países introdujeron reformas monetarias y fiscales a modo de protección. Cuando el dólar de pronto se fortaleció muchos inversores sacaron su dinero de activos en mercados emergentes y los países con pocas defensas, Argentina y Turquía especialmente, quedaron gravemente afectados mientras que otros, no tanto.
De todas maneras, todas las economías emergentes siguen muy vulnerables a los cambios que se están produciendo en el mundo y necesitan con urgencia encontrar un camino hacia el crecimiento más allá del comercio y de la manufactura global que las sostuvo hasta ahora.