jueves, 21 de noviembre de 2024

Mejores perspectivas de empleo para 2017

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De acuerdo a las cifras del INDEC, la tasa de desocupación del cuarto trimestre de 2016 fue 7,6%. Extrapolando los datos de la encuesta al nivel nacional, implicaría que al cierre de 2016 la desocupación habría afectado a 1,5 millones de residentes. La tasa de desocupación se redujo 1 p.p. respecto del tercer trimestre de 2016.
 

Si bien la evidencia muestra que estacionalmente siempre este ratio baja en los últimos tres meses del año, la caída de 2016 fue levemente superior a la de los últimos doce años, según explica el último reporte de la consultora Ecolatina.

Sin embargo, el dato negativo fue que la reducción de la tasa de desocupación obedeció a que hubo una salida neta de individuos del mercado de trabajo, en tanto no hubo una mayor creación de puestos de empleo (la cantidad de ocupados se mantuvo estable).

 

Lo que afectó la desocupación

 

El INDEC dio a conocer las estadísticas del mercado laboral correspondientes al cuarto trimestre del año pasado. De acuerdo a estas cifras, la tasa de desocupación del período fue 7,6% de la Población Económica Activa (PEA). Puesto en cantidad de personas, y de acuerdo a la población de referencia (31 aglomerados urbanos), durante el último trimestre de 2016, 937.000 individuos buscaron empleo activamente, pero no lo encontraron.

La Encuesta Permanente de Hogares (EPH) sobre la que se extrae esta información refiere a los principales centros urbanos del país. Pese a que no es del todo correcto extrapolar esta información al total de la población (implica suponer que la actividad rural se comportó de igual manera que en dichas localidades), dicho ejercicio teórico arroja que al cierre de 2016 la cantidad de desocupados habría afectado a 1,5 millones de personas en el país.

Adicionalmente, a nivel geográfico las zonas con mayor tasa de desocupación son la del Gran Buenos Aires (8,5% de la PEA), fundamentalmente por los partidos del Conurbano Bonaerense (9,4%) en tanto la Ciudad de Buenos Aires muestra una tasa inferior al promedio del país (5,7%) y la región Pampeana (8%). En cambio, el Noroeste (6%), la Patagonia (5,3%), Cuyo (3,8%) y el Noreste (3%) exhibieron tasas por debajo del promedio del país (7,6%).

Más allá de la “foto”, la pregunta más relevante es cómo fue la evolución del mercado de trabajo durante el primer año de gestión de Mauricio Macri. Lamentablemente, la información que brinda el INDEC sobre el mercado de trabajo presenta limitaciones que dificultan la comparación.

En primer lugar, como ocurrió con otras estadísticas públicas, desde fines de 2007 los datos del mercado de trabajo provisto por el INDEC comenzaron a presentar irregularidades que las volvieron poco confiables con el agravante de que, de acuerdo a las actuales autoridades del instituto, no es posible reconstruir la información ya que las mismas bases de datos fueron adulteradas. A su vez, por el “apagón estadístico” producto del cambio de autoridades, no hay información disponible del último trimestre de 2015 y el primero de 2016, de modo que no es posible comparar los recientes datos con los análogos del año anterior ni cerrar las cifras del 2016.

Frente a estas dificultades, a partir de los datos disponibles nuestro objetivo es tratar de clarificar lo que sucedió el año pasado en el mercado de trabajo.

 

No hubo creación de empleo

 

Como los datos de empleo de fin de 2015 no están disponibles, no es posible realizar una comparación entre el último trimestre de 2016 con igual período del año anterior. El análisis más sencillo que surge entonces para evaluar la evolución del empleo es la comparación con los períodos previos, de lo que se deduce que a lo largo de 2016 la tasa de desocupación presentó una tendencia declinante (patrón observado casi todos los años).

El primer dato disponible del año pasado fue el del segundo trimestre, en el que el INDEC informó una tasa de desempleo de 9,4%, seguido del 8,5% de la PEA para el tercer trimestre y el mencionado 7,6% para los últimos tres meses del año pasado. Es decir, la desocupación se redujo 0,9 p.p. en el último trimestre de 2016, (y 1,8 p.p. respecto del segundo trimestre), lo que significa que la cantidad de desocupados cayó 12,3% en el cuarto trimestre. Extrapolando el resultado a la población total del país, 210 mil personas dejaron de ser desempleadas.

Esta dinámica del mercado de trabajo podría asociarse con cierta recuperación de la actividad hacia fines del año pasado. Sin embargo, la mejora mencionada del desempleo parece responder a la estacionalidad presente en el mercado de trabajo: en los últimos doce años, la desocupación siempre exhibió una caída en el cuarto trimestre respecto del período previo. La pregunta es si la contracción del 2016 fue mayor o inferior a las del pasado.

Efectivamente, la reducción mencionada de casi 1 p.p. de la tasa de desocupación del último trimestre del año pasado fue apenas superior a las bajas promedio entre 2003-2014 (-0,8 p.p.). Las caída del desempleo del cuarto trimestre fueron más pronunciadas tras la salida de la crisis de la Convertibilidad (-1,4 p.p. promedio para el período 2003-2006) respecto de los últimos años (-0,5 p.p. promedio entre 2007 y 2014).

De esta manera, la comparación histórica arroja que el descenso de la desocupación en el cuarto trimestre está en línea con la estacionalidad observada en el pasado. Ahora bien, es relevante preguntarse qué factores explicaron dicha caída a fines del año pasado. La reducción obedeció a que hubo una significativa salida de los individuos del mercado de trabajo (la PEA cayó 1,2% entre el tercer y cuarto trimestre de 2016 y la tasa de actividad bajó 0,7 p.p.), ya que no hubo creación neta de empleo (la cantidad de ocupados cayó mínimamente en el período).

De hecho, siguiendo con la comparación histórica, este fenómeno es bastante particular: si bien es habitual que en los últimos tres meses del año haya una caída de la PEA (ello ocurrió en ocho de los doce años bajo análisis), menos común es que el número de ocupados caiga entre el tercer y cuarto trimestre (sólo ocurrió en tres de los últimos doce años: 2007, 2011 y 2012). Por otra parte, aunque como se mencionó la caída de la tasa de actividad es frecuente, la baja del 2016 fue más alta que la media (-0,7 p.p. vs. -0,3 p.p. promedio en los años previos), lo cual podría indicar que hubo un efecto “desaliento”. Es decir, más allá de la menor participación en el mercado laboral por cuestiones estacionales, hubo individuos que se retiraron del mercado ante la imposibilidad de encontrar empleo a fines del año pasado.

Adicionalmente a estas cifras, el Ministerio de Trabajo presenta sus propias estadísticas acerca de la cantidad de puestos de empleo en el mercado formal. Conforme a estos números, en el cuarto trimestre del año pasado hubo un crecimiento de 0,9% de los trabajadores registrados (alcanzaron los 12 millones en promedio entre octubre y diciembre de 2016). Por lo tanto, del cruce de estas cifras se deduce que, aunque no hubo creación neta de empleo, al menos se redujo la informalidad del mercado de trabajo.

Cabe mencionar que parte de este aumento de los puestos registrados respondió a modalidades de empleo más “precarias”: el número de trabajadores cuentapropistas (independientes y monotributistas) aumentó 1,2% en el cuarto trimestre de 2016. Sin embargo, también se destacó el incremento de los asalariados del sector privado (+0,8% trimestral), dato más que positivo considerando sobre todo que en los trimestres anteriores habían mostrado tasas negativas. Finalmente, tal como sucedió en la mayor parte del año pasado, los asalariados del sector público crecieron 0,8% entre el tercer y cuarto trimestre de 2016, explicando prácticamente un cuarto del aumento del empleo formal del período.

Más allá de la dinámica trimestral, lo interesante de los datos del mercado laboral es saber si el año pasado hubo un aumento de la desocupación en relación al 2015. Sólo las cifras elaboradas por la Ciudad de Buenos Aires son comparables, pero dicho distritito no es representativo de todo el país. Dichas cifras arrojan una expansión de la tasa de desempleo y un leve aumento del empleo (+1,5 p.p. y +0,3 p.p., respectivamente) durante el año pasado.

 

¿Recuperación significativa o acotada?

 

Para 2017 esperamos una mejora de los indicadores del empleo gracias a la recuperación del nivel de actividad. Sin embargo, no queda claro cuan intensa será la creación neta de empleos en el año electoral. Hay sectores como el agro que muestran una fuerte recuperación pero no son intensivos en mano de obra. Asimismo, la leve expansión prevista para la industria (1%-2% según la UIA) difícilmente impacte sobre el empleo (aunque podría elevar horas extras y reducir suspensiones). Por otra parte, hay expectativas positivas en sectores mano de obra intensivos como la construcción y diversos servicios.

La encuesta que realizó Manpower a empleadores del país para el segundo trimestre de 2017 ratifica que hay una expectativa positiva de creación de empleo, pero algo más acotado respecto de las últimas mediciones. La diferencia (ajustada por estacionalidad) de quienes esperan un aumento de su dotación y aquellos que pronostican una baja fue positiva en sólo 4%, por debajo del 6% observado en las dos encuestas anteriores.

Por último, vale destacar que la creación neta de puestos de trabajo no garantiza per sé una reducción de la tasa de desempleo ya que la fuerza laboral tiende a crecer en línea con el crecimiento poblacional (en torno al 1% por año en nuestro país). Más aún, un mercado laboral dinámico puede elevar la participación de la población económicamente activa ya que aquellos desocupados desalentados podrían volver a intentar buscar empleo.

 

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