El acuerdo resultante de dos años y medio de laboriosas negociaciones entre el gobierno británico y la Unión Europea para un divorcio ordenado entre ambos, recibió un rechazo contundente de los miembros del Parlamento.
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May perdió por 230 votos, la mayor derrota que recibe un gobierno hasta la fecha que deja a la Primer Ministro en una carrera desenfrenada para resucitar ese documento antes del 29 de marzo..
Luego de comprobar que 118 miembros del partido de gobierno votaron en contra y que la derrota fue decisiva, el líder laborista, Jeremy Corbyn, propuso un voto de no confianza a Theresa May. El pedido es para el próximo miércoles. Si Corbyn triunfa, habrá que llamar a elecciones generales.
Todo indica, sin embargo, que May ganará ese voto de confianza porque ni los conservadores ni los unionistas de Irlanda del Norte, que la respaldan ampliamente con sus votos, desean que haya elecciones generales.
Mientras tanto, el plazo para la salida se acerca. El cronograma dice que Gran Bretaña abandona la Unión Europea a las 11 de la noche (hora local británica) del 29 de marzo de 2019.
Hasta ahora los laboristas se habían resistido a pedir voto de no confianza (que si se gana destituye a la Primer Ministro) diciendo que prefería esperar hasta el momento en que tenga todas las probabilidades de ganarse. Pero al ver la escala de la derrota de ayer, a Corbyn no le quedó opción.
Hoy todo el día se debatirá ese tema. Si Corbyn no logra derrocar al gobierno la política partidaria dice que el laborismo debería “apoyar todas las mociones que quedan sobre la mesa, incluida la campaña por un voto popular”. Pero el líder laborista, euroescéptico desde hace mucho tiempo, viene resistiendo todos los pedidos de los miembros de su partido para que apoye un nuevo referéndum.
May tiene ahora solamente tres días para volver a la Cámara de los Comunes con un Plan B.