Maravillosa promesa del shale y tightgas
Un estremecimiento recorre todos los ámbitos energéticos mundiales. La percepción es que estamos a las puertas de una verdadera revolución en materia de producción de gas natural, que puede solucionar problemas de energía por décadas. No solo las naciones industrializadas podrán seguir con sus niveles de consumo. Los países emergentes podrán enfrentar los desafíos del crecimiento.
19 abril, 2012
<p>La primera reserva mundial de <em>shale</em> gas es la de China, la segunda es la de Estados Unidos, y la tercera la de Argentina , con 774 billones de pies cúbicos. (luego siguen México, Sudáfrica y Canadá).<br />
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Las previsiones son que el consumo de gas aumente 2% anual desde ahora a 2035, lo que permitirá reemplazar otras fuentes de energía y de combustibles (al margen, sus emisiones son más ecológicas, menos contaminantes).<br />
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Lo inquietante y todavía no solucionado es la gigantesca cantidad de agua que requiere su extracción y el uso de químicos en cantidad.<br />
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Con los recientes descubrimientos en Neuquén se llegó a calcular que esos pozos de gas tendrían un valor de US$ 250 mil millones en poco más de 10 años. Sin embargo, se sabe que la inversión –y la tecnología- para extraerlo es de gran volumen, aunque nadie se anima a arriesgar cifras.<br />
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Hay quienes creen que la expropiación de YPF tuvo este escenario en vista. Aún si así fuera, es difícil imaginar de dónde vendría la inversión. Obviamente no del Estado argentino y menos aún ahora de YPF (que deberá ayudar a pagar la factura energética de las importaciones que demanda el país).<br />
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La empresa líder en exploración y extracción en Estados Unidos es Exxon. Hay quienes suponen que esta empresa (a pesar de que su filial Esso se acaba de desvincular de sus activos en el país al vendérselos a Panamerican Energy) podría ser “el tapado” que se haga cargo de esta explotación, aportando el capital y la tecnología.<br />
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Por ahora, en el actual escenario, parece más imaginativa especulación que posibilidad viable. </p>
<p>El año pasado, cuando YPF confirmó el hallazgo de un yacimiento de gas en la provincia de Neuquén que puede extender de seis a 16 años las reservas de gas en el país, cundió el entusiasmo en los sectores privados y también en el Gobierno.<br />
La perforación de cuatro pozos de <em>tight </em>gas, que tienen cada uno una producción inicial diaria de 100.000 m³ de gas, sumado a los resultados de las pruebas de larga duración, permitieron a YPF anunciar el descubrimiento de un volumen estimado de 4,5 TCF (billones de pies cúbicos) de gas no convencional en el sur de Loma La Lata.<br />
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También, con una inversión cercana a US$ 10 millones, YPF inició en la provincia de Neuquén los trabajos de perforación del primer pozo de <em>shale </em>gas en la Argentina. Para acceder a potenciales recursos de <em>shale gas</em>, y tras la perforación del pozo, se debe fracturar la roca arcillosa por medio de la inyección de agua y arena a altas presiones hacia el interior del pozo. Esta operación genera multitud de microfracturas asociadas que permiten fluir al gas hacia la superficie.<br />
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Estados Unidos encabeza la producción comercial de shale gas a escala mundial, que comenzó a fines de los años 80. Canadá inició su producción en 2005, en tanto China comenzó las actividades de perforación el año pasado. <br />
Existen tres grandes fuentes de gas no convencional: el “<em>tight</em> gas” o gas de arenas compactas, el “<em>shale</em> gas” o gas de esquisto y el “<em>coal bed methane</em>”, metano proveniente del manto de carbón.<br />
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Actualmente, la producción estadounidense de gas no convencional representa 46% del total de gas que extrae ese país y la fiebre de perforaciones le ha permitido incorporar reservas de gas no convencional cercanas a los 1.200 trillones de pies cúbicos (TCF), suficientes para cubrir la demanda de consumo de esta nación por medio siglo.<br />
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El método de extracción, también conocido como de fractura hidráulica (hydraulic fracturing), se originó en Estados Unidos. Junto con “la perforación horizontal”, la fractura hidráulica multiplica la capacidad de los productores para acceder a fuentes de energía que antes estaban vedadas.<br />
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Eso sí, estos procesos demandan inversiones importantes –superiores a las tradicionales – y obligan al uso intenso de otro recurso natural vital, el agua. Lo que hace que suscite criticas de importancia.<br />
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Pero los resultados están a la vista. La producción de shale gas (de esquistos betuminosos) pasó en Estados Unidos de 0,30 billones de pies cúbicos en 2000, a 4,8 billones en 2010, 23% de la producción gas del país. <br />
Si se suman las reservas de este tipo de gas estimadas en 273 billones de pies cúbicos, más las reservas comprobadas de gas de 273 billones, Estados Unidos tiene asegurado su consumo por los próximos 40 años, a las actuales tasas de consumo. <br />
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