El continente africano en general se encuentra en el umbral de un fenomenal crecimiento económico. En los últimos 15 años muchas de los países que lo integran crecieron en forma notable, en algunos casos, a razón de 5% anual. El sector servicios crece junto con las inversiones extranjeras.
Sin embargo, 28 de los países más pobres del mundo están allí. La mitad de su población vive en la pobreza, sin acceso a agua potable ni vivienda. El crecimiento económico, si bien es muy marcado, arrancó de una base muy baja: el PBI per cápita es de apenas US$ 1.770, apenas un cuarto del de Asia.
La transformación sostenible del continente requiere un enfoque radicalmente diferente. La economía de los servicios no va a sacar tanta gente de la pobreza ni crear los empleos que necesitan. La transformación debe ser industrial. Ãfrica va a encontrar el éxito en la industrialización orientada a las exportaciones. El mismo proceso que atravesó China.
La African Union ha puesto al sector manufacturero en el corazón de su “Agenda 2063”, que es un marco estratégico para la transformación socio-económica del continente para los próximos 50 años y que cuenta con el apoyo de los 55 países africanos.
Paralelamente, el año pasado arrancó la African Continental Free Trade Area, un mercado común africano para bienes y servicios. Eso permite a las empresas entrar en nuevos mercados, ampliar su base de clientes y gamas de productos. Eso, a su vez, puede impulsar la inversión extranjera para obras de infraestructura entre los países creando empleo y desarrollando experiencia local en proyectos de ingeniería.