Los planes climáticos están muy lejanos

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El anuncio de ayer de los líderes de las dos economías más grandes del mundo generó optimismo. No obstante, pasado el entusiasmo del primer momento, se advierte que el plan chino es más fácil de enunciar que de lograr. También el de Estados Unidos.

Xi fijó “alrededor del año 2030” como el momento en que terminará el aumento de sus emisiones de dióxido de carbono, luego permanecerán estables y recién después comenzarán a bajar. Para ese momento, prometió, 20% de la energía de China será renovable.

 

En primer lugar, dicen los analistas, 2030 está muy lejos. De ahora hasta ese año las emisiones de gas de invernadero en China seguirán creciendo. Según lo acordado en la cumbre de Copenhague en 2009, el mundo debe comenzar ya mismo a reducir las emisiones para evitar que la temperatura global promedio suba más de 2 grados centígrados con respecto al nivel preindustrial.

 

Casi ningún país ha hecho todavía lo suficiente para alcanzar esa meta pero China, por su tamaño y por su desarrollo industrial, es el país que debería comenzar a actuar sin demoras. También Estados Unidos, que prometió recién para 2025 una reducción de sus emisiones situada entre 26 y 28% con respecto a las de 2005).

 

Algunos expertos sostienen que ambas potencias deberían tratar de detener el aumento de las emisiones mucho antes de 2025 y 2030.

 

El carbón es el gran pilar de la economía china hoy y el contaminante número uno. En China se está debatiendo la forma de que las industrias vayan abandonando gradualmente su uso y lo reemplacen con energías alternativas. Ese sería un gran paso adelante en la lucha contra el cambio ambiental.

 

 

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