A diferencia del estadounidense, no es un principiante de la política. Durante muchos años formó parte del actual partido de gobierno, de centro derecha. Pero gradualmente, sus posiciones más extremas (impedir la inmigración, cerrar las mezquitas, prohibir el Corán) lo llevaron a fundar su propio partido fundamentalista.
Después de intensos años de prédica en esa dirección (con riesgo de su vida, que ha sido amenazada varias veces), tiene ahora respaldo popular como para ser un firme contendiente a ganar los comicios de esta semana.
Sin embargo, la tesis de los principales analistas, es que el resto del espectro político cerrará filas para impedir el acceso de Wilder a la cumbre. Otros recuerdan que algo parecido se decía en las presidenciales estadounidenses a finales del año pasado.
Su partido “Por la Libertad” ha crecido en las encuestas. ¿De dónde viene este apoyo? El facilismo dice que igual que en EE.UU es una porción importante de la clase media, desindustrializada, desempleada, o con ingresos y empleos de baja calidad. La estadística no confirma ninguna de esas hipótesis. La clave, según parece surgir de las encuestas, es el nivel de educación de los votantes. Los habitantes rurales, a diferencia de los urbanos, son los que más temen la inmigración de refugiados, en especial de la fe islámica. Cuanto más elevado o calificado es el nivel de educación, menor es el respaldo para el candidato populista. Cuanto más bajo es el nivel educativo, más adhesiones suscita. Los más educados están con la globalización y la apertura de los mercados. Los menos calificados, son más aislacionistas.
El candidato tiene similitudes con Trump: es un explícito anti-islámico, insulta con violencia a inmigrantes y refugiados, propone cerrar las fronteras nacionales (incluso está casado con una mujer que proviene de la Europa oriental).
Pero hasta aquí llegan los parecidos. Wilders tiene ideología, y la expone de modo muy articulado. Es un veterano de la política donde actúa desde 1997 (al principio en las filas del V.V.D. actualmente en el gobierno). Sus modelos políticos –declara- son Winston Churchill y Margaret Thatcher. Para 2004, llegó el momento de fundar su propio Partido de la Libertad. Su prédica constante en contra de la Unión Europea, también le ha reportado la voluntad de muchos votantes.
¿Puede ganar? Depende. Si bien estaba primero en las preferencias de los votantes, en los últimos días ese apoyo registra alguna declinación. Pero aún si ganara, sería casi imposible que se convierta en Primer Ministro. El sistema político holandés, con doce partidos políticos relevantes, implica siempre un gobierno de coaliciones, alianzas y acuerdos. En este juego, Wilders lleva las de perder. Todos esos partidos ya han dicho que no gobernarán con Wilders, que no llegarán a ningún acuerdo con su partido. Hasta hoy, Holanda es un país construido en torno a consensos y esfuerzos colectivos. Sin embargo, no llegar al poder estructurado de esa forma, puede ser una gran ventaja para Wilders que seguirá en el centro de la escena, sin el deterioro de quien toma decisiones diariamente.