Lo central del acuerdo entre Irán y el P5 +1

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Las dos grandes dudas: cuál será la reacción de Israel y cómo se hará para vigilar su cumplimiento. El histórico acuerdo implica desmantelar la capacidad nuclear bélica de Teherán. Por Miguel Ángel Diez

De un lado, el P5+1 (los cinco miembros permanentes del consejo de Seguridad, China, Rusia, Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos), pero también Alemania. Del otro el régimen teocrático iraní, que parece ahora mucho más realista.Todavía falta acordar mucha letra chica y recién en junio habría acuerdo definitivo.

El acuerdo no solo genera temor e incertidumbre en el Medio Oriente, en países árabes y particularmente en Israel. También dentro de EE.UU donde los republicanos piensan cómo bloquearlo (aunque Obama anunció que vetará cualquier ley en esa dirección). En los demás países firmantes la incertidumbre es acerca de cómo se logrará montar una vigilancia efectiva para evitar incumplimientos de Irán.

Este es el debate del entorno, que seguirá activo durante los próximos meses. Lo esencial, lo central para entender cuál es la naturaleza de este acuerdo es revisar sus puntos esenciales.

Irán pretende el inmediato levantamiento de todas las sanciones impuestas por las Naciones Unidas, la Unión Europea y Estados Unidos. No solamente las que restringen su accionar nuclear, también todas las medidas económicas que tanto han dañado al país. El grupo de países firmantes dice que el proceso llevará, por lo menos, de seis meses a un año, e incluso bastante más. No se levantarán sanciones hasta que Irán renueva toda la dimensión militar de su proyecto nuclear.

La discusión básica sobre el enriquecimiento de uranio pasa por la cantidad de centrífugas nucleares que tiene –y que debería tener con este acuerdo- Irán. El país posee hoy 19.000 de estas máquinas y el acuerdo le permitirá mantener 5.060 de ellas. Tan importante además, es que no podrán enriquecer uranio arriba de 3,67% que es cuando podría avanzarse en la construcción de artefactos nucleares.

En cuanto a Fordow, la instalación nuclear excavada en la montaña, dejará de enriquecer uranio. Tal vez germanium, apto para usos médicos. El problema es el que plantea el Gran Bonete:¿quién logrará efectiva supervisión de esta y las demás facilidades?

Irán promete –y se verá cómo cumple- que no enriquecerá plutonio en su planta de agua pesada de Arak, una instalación que seguramente habrá que desmantelar aunque hacerlo puede llevar años.

El régimen de inspección acordado, que tendrá vigencia por 20 o 25 años, implica supervisar toda la cadena nuclear iraní. Las minas de uranio, las plantas que construyen centrífugas, y el uso o desmantelamiento de las centrífugas existentes. No será fácil el acceso de los inspectores, y Naciones Unidas afirma que de eso dependerá el levantamiento de las sanciones.

Lo que falta acordar, es más de lo que parece. Y muy difícil. Los negociadores tienen tres meses para transparentar muchas hasta ahora vaguedades. Sin eso, no habrá sanciones levantadas.

Además la oposición al acuerdo es muy grande dentro de Estados Unidos y del mismo Irán. La posibilidad de un naufragio es todavía alta.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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