Llega Obama y expectativas de estatización generan reacciones disímiles
Dos factores creaban euforia especulativa: confirmaron al ortodoxo Timothy Geithner en hacienda y se habla de un banco estatal para absorber activos tóxicos.
21 enero, 2009
Si cristaliza, ese banco generará disensos. Ya antes, mientras analistas y gurúes hablaban de nacionalización, gente más seria –Paul Krugman, George Soros, Warren Buffet- decían estatización. Sea como fuere, el mercado ahora apoya esa salida, normalmenete traumática para la ortodoxia imperante en Londres y Nueva York.
<p> </p>
<p> No hacía falta que asumiese el cuadragésimo presidente norteamericano ni que confirmara a Geithner. En el fondo, los mercados de riesgo no superan aún la ausencia de confianza en los sistemas bancarios, especialmente en Estados Unidos y Gran Bretaña. Los dos tabúes –estatización, nacionalización- causaron estragos en las cotizaciones bursátiles hasta la oportuna reacción del miércoles.</p>
<p> Con razón, operadores, inversores y especuladores esperan nuevos rescates de entidades, como los dispuestos para Citibank (US$ 45.000 millones en pocas semanas), Bank of America (igual monto) o Royal Bank of Scotland. En el fondo, se había venido abajo un mito inventado mientras se derrumbaban Bear Stearns, Lehman Brothers –firmas de valores convertidas en bancas de inversión-, la aseguradora American International Group, Merrill Lynch, etc. En síntesis, se creía que los bancos comerciales, más sólidos y sin cargas tóxicas, saldrían al rescate.</p>
<p> Por eso, Goldman Sachs (alma mater de Henry Paulson y Neel Kashkari) se transformó en banco. Pero el mito no era cierto y hoy los bancos comerciales deben salvarse de sí mismos (o apostar a ese “banco de pecadores” que propuso Benjamin Bernanke). En Londres, se cree que el primer ministro Gordon Brown examina, junto con Mervyn King (banco de Inglaterra), salvamentos más allá de RBS. El estado ya inyectó US$ 53.500 millones en un sistema que teclea.</p>
<p> En el resto de Europa occidental, tambalean los bonos públicos, pues los mercados temen que los gobiernos deban asumir costos crecientemente mayores para que los bancos no dejen de operar. Por supuesto, si la estatización avanza –como era común en crisis desde el siglo XVIII en adelante- el efecto será parecido: los bancos no habrán cerrado pero estarán intervenidos. Reductos tan monetaristas como la Reserva Federal, el Banco Central Europeo o el BdeI estarán aplicando instrumentos totalmente opuestos a la sapiencia convencional.</p>