<p>A juicio del emir, probablemente compartido por Estados Unidos y Gran Bretaña, “existen serias posibilidades de que, tras una eventual caída del coronel, vuelva la monarquía, esta vez en forma constitucional o parlamentaria”. El instrumento institucional podría “ser base de una nueva Libia o de una transición garantizada por la Liga Árabe”.<br />
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Poco antes de esta aparición, Francia e Italia resolvían enviar al campo de batalla veinte o treinta “asesores militares” para ayudar a los rebeldes a quebrar el “impasse” entre Benghazi y Trípoli. El emir vive desde 1988 exilado en Londres, donde mantiene contactos fluidos con dos monarquías “moderadas”, Jordania y Marruecos.<br />
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La decisión francesa y británica, entretanto, consolida al líder de Cirenaica, Mustafá Abdel-Dyalil. Menos fácil será que dé un respiro a un ejército que no logra afirmar posiciones ante los embates de Jamís Ghadafi. En una reunión con el presidente Nicolas Sarkozy, el dirigente de Benghazi logró también que Francia intensificara los bombardeos aéreos sobre las costas central y occidental. Entretanto, Naciones Unidas buscaba medios para dar vuelta una guerra civil estancada. <br />
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Esta fase ha costado cientos de bajas en la tercera ciudad del país (Misurata) y Adyabiya, cerca de la región oriental controlada por Benghazi. Esas dos poblaciones pudieron ser parcialmente reocupadas por los rebeldes.<br />
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Casi simultáneamente, se supo que el desertor Mussa Kussa, ex canciller de Trípoli, residente en Londres pidió asilo en Qatar. Junto con Kuwait, es el emirato más “democrático” del golfo Pérsico. Por otra parte, otro ex ministro de Ghadafi –Abdulrahmán Shalgam- recordó que Kussa eludió las sanciones financieras impuestas a la cúpula libia. Pero afronta un proceso por el ataque al vuelo 103 de Panam en Lockerbie, Escocia. Qatar no tiene acuerdo de extradición con Gran Bretaña.<br />
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El envío de “asesores militares” lleva a Gran Bretaña, Francia e Italia muy cerca de los límites establecidos por el Consejo de Seguridad en marzo. Su texto autoriza ataques aéreos pero excluye específicamente “cualquier fuerza extranjera de ocupación”. Por otra parte, los exiguos contingentes parecen, en realidad, una forma de ganar tiempo hasta que la OTAN no tenga otra opción que encarar una escalada en toda la regla contra las fuerzas terrestres de los Ghadafi. Al respecto, el Consejo de Seguridad tiene un buen pretexto: si Trípoli se apoya en efectivos extranjeros ¿qué obsta para que los aliados hagan lo mismo?</p>
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Libia tiene también un candidato a rey
Ante el parlamento europeo, nada menos, se presentó el sedicente emir heredero del reino. Se trata de Muhammad Al-Senussi, sobrino nieto del último monarca, Idrís, destronado en 1969 por Muammar Ghadafi, cuya tribu es rival de la Senussí.