Libia ha colocado a Suiza en un entredicho islámico
Como hicieron los shiitas iraníes con Salman Rushdie, el sunnita Muammar Gheddafi lanzó una fatwa. Pero el coronel no declaró la guerra santa por un libro blasfemo, sino por triviales cuestiones domésticas y el arresto de su hijo Hannibaal.
26 febrero, 2010
<p>Esta dyihad empezó con una mucama tunecina y un camarero moro que denunciaron por malos tratos a Ghadafi hijo y su esposa Aline Skaf. Las tensiones con Berna surgieron cuando un juez civil ginebrino detuvo al matrimonio, que pasó dos noches en gayola hasta depositar una fianza.<br />
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Ahí ardió Troya, o más bien Trípoli. La poco complaciente prensa suiza recordó que Mu’ammar atesora unos US$ 7.000 millones en cuentas numeradas nada musulmanas. Sus buenas relaciones con la banca helvética empezaron antes del golpe de estado que, en 1969, depuso a Idris I y convirtió a Ghaddafi en presidente vitalicio.<br />
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En lo formal, el dictador libio –aunque sin la calidad teológica del ayatollá Jomeiní- se atuvo al derecho islámico. Como líder (jeque) de la “gran república socialista popular árabolibia” (dyamahiriya), el coronel presidente puede emitir decretos (fatwa) en caso de guerra santa.<br />
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Ahora bien, desde que Mustafá Kémal “Atatürk” suprimió en 1924 el espectral califato –mera oficina del imperio Otomano desde 1517-, el Islam sunní carece de lo que sería un equivalente de papa o patriarca. Por el contrario, el Islam shi’í sólo dejó de tener imán al morir Jomeiní.<br />
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Esa diferencia priva a los musulmanes sunnitas de autoridad central. Las únicas instancias datan del siglo XII (universidad islámica de El Cairo) y del XVIII. En el segundo caso, es política, refleja el control los lugares santos –La Meca, Medina- y está en manos de los reyes saudíes- Ghaddafi no ha consultado a egipcios ni saudíes antes de declarar la guerra a Suiza.</p>
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