Lavagna le entregó a Néstor Kirchner una especie de protoprograma

Según un matutino conservador, Roberto Lavagna regresó al justicialismo con un documento en mano. Si es verdad, sus ex compañeros de ruta se equivocaron: el ex ministro no es otra émulo del señor Borocotó.

9 febrero, 2008

Tras criticar con excelentes razones la constitución de 1994 y el pergeño impuesto en Capital federal –ninguna de ambas se ha cumplido-, Lavagna plantea volver al equilibrio entre los tres poderes, rescatando al ejecutivo de su viejo cesarismo. Ello implica eliminar facultades extraordinarias.

La relación asimétrica con las provincias debe subsanarse con una ley de coparticipación progresiva y a largo plazo. Curiosamente, omite tres claves: provincias geoeconómicamente inviables, viejos feudos y disparidad entre número votos para mandar diputados al congreso nacional. Sin hablar de Buenos Aires, un territorio desmesurado, ingobernable.

En lo tocante al justicialismo, señala el texto publicado el sàbado en “La Nación”, exige ser democratizado y dar lugar a minorías. Ello implica dejar su viejo papel de mero aparato polìtico o sello. Pero significaría abandonar un papel impuesto por Juan D.Perón y prolongado hasta sus dos discípulos actuales, los Kirchner.

Lavagna desconfía, en política exterior, de ocasionales compañeros de ruta (¿Hugo Chávez, Evo Morales?). Prefiere un esquema apoyado en Brasil como potencia regional y el Mercosur. En materia económica, el presunto documento repite el programa lanzado antes de las elecciones y recoje la larga experiencia del ex ministro como negociador de la deuda. Por supuesto, censura las mismas, poco sutiles maniobras con estadísticas que han objeto el Fondo Monetario y Estados Unidos.

Tras criticar con excelentes razones la constitución de 1994 y el pergeño impuesto en Capital federal –ninguna de ambas se ha cumplido-, Lavagna plantea volver al equilibrio entre los tres poderes, rescatando al ejecutivo de su viejo cesarismo. Ello implica eliminar facultades extraordinarias.

La relación asimétrica con las provincias debe subsanarse con una ley de coparticipación progresiva y a largo plazo. Curiosamente, omite tres claves: provincias geoeconómicamente inviables, viejos feudos y disparidad entre número votos para mandar diputados al congreso nacional. Sin hablar de Buenos Aires, un territorio desmesurado, ingobernable.

En lo tocante al justicialismo, señala el texto publicado el sàbado en “La Nación”, exige ser democratizado y dar lugar a minorías. Ello implica dejar su viejo papel de mero aparato polìtico o sello. Pero significaría abandonar un papel impuesto por Juan D.Perón y prolongado hasta sus dos discípulos actuales, los Kirchner.

Lavagna desconfía, en política exterior, de ocasionales compañeros de ruta (¿Hugo Chávez, Evo Morales?). Prefiere un esquema apoyado en Brasil como potencia regional y el Mercosur. En materia económica, el presunto documento repite el programa lanzado antes de las elecciones y recoje la larga experiencia del ex ministro como negociador de la deuda. Por supuesto, censura las mismas, poco sutiles maniobras con estadísticas que han objeto el Fondo Monetario y Estados Unidos.

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades