La edición en línea de Saber Invertir del sábado último, con la firma de Luis Varela, resume el comportamiento semanal del mercado de capitales como de sufrimiento de una toma doble Nelson por parte de los inversores: mal afuera y mal adentro.
El periodista especializado en temas bursátiles vincula el acercamiento de la decisión electoral con la fuerte subida que tuvo el dólar la semana anterior en el mercado interno, en el que detecta cancelación de depósitos en los bancos, baja el precio de los títulos públicos y que la Bolsa fue la más perjudicada de todo el espectro (esta semana perdió 12% en pesos y 13,5% en dólares).
Ratifica que era previsible que a medida que se fueran acercando las Primarias Obligatorias (PASO), los argentinos iban a pensar que el sostén del dólar oficial entraría en situación de match point.
Todos creen que se vota el 25 de octubre y que un minuto después de logrado el resultado electoral el tipo de cambio oficial entrará en tiempo de descuento para pasar a su nuevo nivel de corrección.
Y, suceda o no, esa sensación está generando una vertical demanda de dólares: los que tienen pesos sobrantes compran cualquier tipo de billete verde que se ofrezca, apunta.
El más demandado, por el precio bajo, es por supuesto el dólar ahorro, pero también compran el MEP, el CCL y obviamente también el blue, que está lejos de la mirada de la AFIP.
Resultado: hay un récord absoluto sin precedentes en la compra de dólar ahorro. En lo que va de julio cerca de 835.000 personas se están llevando unos 587 millones de dólares. Sobre los números de junio, mes hasta ahora récord, la cantidad de gente que compra creció otro 35%.
Cada asalariado habilitado para comprar (tiene que ganar más de 11.000 pesos por mes, los pobres quedan afuera de este subsidio) está comprando de a 700 dólares promedio por operación.
Si la demanda sigue con este nivel, el Banco Central tendrá que desprenderse de otros 2.350 millones de dólares de acá a las elecciones de octubre (amén de lo que hay que pagar por el vencimiento final del Boden 2015, de ahí que hayan viajado dos funcionarios argentinos a China para acelerar otro swap, con un costo del 7% anual).
En su segundo mandato, Cristina Kirchner dice haberse desendeudado, subraya, pero en la realidad perdió reservas por casi 19.000 millones de dólares.
Y las reservas que muestra en el Banco Central son un queso gruyere, porque no son dólares puros, y encima ahora está tomando deuda a dos manos: de los superávit gemelos dejados tras la devaluación de Duhalde, ahora estamos con déficits gemelos, y con deuda otra vez creciendo a gran velocidad.
La moneda rueda y nadie se la queda
Por eso, en el furor de esta semana (miércoles a las 14) el blue llegó a las alturas de 15,10 en las cuevas y 15,30 entre los arbolitos, sostiene.
Con la intención de testear el techo de 15,95 tocado a mediados de setiembre del año pasado, apunta Varela, el brusco movimiento alcista se dio porque Macri, el único opositor que venía hablando sobre un Gobierno pro-mercado, mostró algunas promesas estatizantes. Con eso, su candidatura perdió plafond y todos se pusieron nerviosos.
A la vez, el Gobierno apretó las clavijas en dos movimientos: salió a vender bonos dolarizados con intensidad y subió las tasas de interés para que los inversores se quedaran en pesos.
Tanto que de los 15,10 el precio del blue achicó hasta 14,49 pesos en las cuevas, con una brecha del 58% con el dólar oficial (que sigue con micro devaluaciones, en 9,18 pesos), con una diferencia totalmente incompatible con las posibilidades de exportación de la Argentina.
La medida es, por supuesto, temporal. El Ejecutivo usa bonos de la ANSES, que mantiene el valor de las cajas jubilatorias ajustando al 9% anual en dólares, a cambio de pesos que se evaporan con la inflación y pierden consistencia día a día.
Además, esta venta oficial de bonos no es ingenua: los que compran quedan registrados y la información va a la AFIP para que pueda averiguar de dónde se originaron los fondos de esos negocios.
Con ese marco, el Gobierno K llega a la recta final. En dos semanas se votan las PASO, en 13 semanas se vota a Presidente y en 20 semanas Cristina dejará la lapicera. ¿En manos de quién? Scioli y Macri parecen tener más chances, pero puede haber sorpresas: Massa, De la Sota o incluso Sanz se posicionan agazapados para el sprint final.
El que sea elegido, sea quien fuere, deberá apagar el incendio. Los técnicos discuten cómo se resolverá el desequilibrio: política de shock o gradualismo.
Scioli afirma creer que con fe y con optimismo podrá frenar a la jauría, se verá qué pasa si le toca tomar decisiones. Macri, que promete sacar el cepo en el minuto uno, sueña que con su sola presencia en el sillón de Rivadavia generará una oleada de dólares y de inversiones; se verá si llegan algunos, para testear como van las cosas.
En realidad, entramos en territorio desconocido. Si hay una devaluación fuerte, todo irá a la inflación. La alta inflación y el formidable retraso en el tipo de cambio oficial destruyeron la competitividad argentina.
Las exportaciones se derrumban (llevamos 16 meses consecutivos para abajo) y el país tiene el peor saldo comercial desde 2001.
El gasto público sube al 40% anual y la recaudación al 30%. Por eso, hay que tener cuidado. El momento de campaña electoral crea un escenario en el que los actores económicos suponen que viene otra crisis exagerada. Y muchas decisiones se detienen, a la espera del nuevo tiempo.
Pero, además de todo este enrarecido clima interno, el mundo está viviendo un verdadero tembladeral internacional.
Con Grecia atado con alambres, todo el mundo emergente entra en tela de juicio.
El foco del temblor está ahora en Brasil, con gran fuga de capitales y un dólar que trepa a su valor más alto en 12 años, 3,35 reales (subió más de 5% esta misma semana).
En lo que va de este año, el dólar sube en Brasil 26% (el peso oficial argentino devaluó solo 7%), pero también hay aumentos considerables en casi todas las monedas de la región, el peso chileno, el colombiano, el peruano, el mexicano…
La tasa a 10 años de Brasil sube rápidamente, ya supera el 5% anual y su riesgo país aumentó esta semana 50 puntos básicos. Dilma Rousseff enfrenta un momento por demás complicado.
En realidad, se está dando una subida persistente del dólar y con ello se produce una problemática caída en las materias primas, algo que afectará todavía más al mundo emergente, que puede entrar en un problema ciertamente serio.
- El petróleo volvió a caer a la zona de mínimos que tocó en marzo, y apunta a bajar más.
- Los metales básicos están en caída libre, en peores precios de seis años.
- La soja está alguito mejor, pero también se arrastra en la zona de los menores precios desde cinco años.
- Y el oro y la plata tampoco resisten, y tienen pronósticos complicados, porque China no mejora y puede llegar a vender su gigantesca reserva de metal amarillo.
Con este cuadro de situación, todas las Bolsas -sin excepción- se ponen con precios para abajo, y con muchos pronosticadores advirtiendo que de acá a octubre se viene un momento de hondo dramatismo.