La UE tiene un problema nuevo: lo que hará Roma

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Los resultados en Italia pueden cambiar la tendencia hacia mayor integración europea.
 

Más de 50% de los sufragios emitidos en las elecciones del pasado domingo en Italia, fueron a partidos de derecha, antisistema, enemigos de Bruselas y de la integración europea, e incluso de la vigencia del euro.

Es cierto que el mosaico partidario impedirá que se forme gobierno fácilmente, y por lo tanto la hostilidad puede seguir latente por un buen tiempo. Pero la inacción política del tercer país de la UE, como es Italia, tampoco favorece el proceso de reforzar la integración continental como persigue Emanuel Macron, el presidente de Francia.

En varios países, como Alemania, Francia y Holanda, hubo crecimiento de los partidos xenófobos y de derecha durante los comicios del año pasado, pero no lo suficiente como para neutralizar el impulso integrador de los ganadores en esos países. Los resultados en Italia pueden cambiar la tendencia integracionista europea, ya que se suma a otros adversarios del proceso, como Austria, Polonia y Hungría.

Lo ocurrido es, en cierto sentido, peor que lo esperado. Se suponía que Silvio Berlusconi con su Forza
Italia, capitalizaría todos los votos de la derecha. No ha sido así. Su socio, la ultraderechista y xenófoba Liga del Norte, tuvo la mayor cantidad de votos dentro de la coalición. Por tanto es ahora quien lidera a todas las fuerzas de derecha.

El desenlace más probable es una coalición entre Cinco Estrellas, el partido individual más votado, y la Liga del Norte.

Eso implica malas noticias para Bruselas, sede del gobierno de la UE. Habrá conflictos sobre inmigración, y sobre presupuesto y aportes. Justo cuando Francia y Alemania buscan profundizar la integración continental.

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