La UE frente al poder del populismo

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Con Estados Unidos ausente, la UE debe tomar posición ante Polonia.

Un conflicto entre la Comisión Europea y el gobierno polaco se está convirtiendo en lo que algunos consideran una prueba existencial para Bruselas.

 

 

En diciembre, por primera vez, la Comisión comenzó un procedimiento formal que podría culminar quitando los derechos de voto a Polonia, un miembro de la Unión. Acusa al gobierno polaco de violar los principios fundamentales de la UE, que incluyen “democracia, igualdad, el imperio de la ley y respeto por los derechos humanos”.

 

Por lo tanto, podría decirse que el conflicto se está convirtiendo en una prueba de fortaleza para el populismo, no solo en Europa sino en todo el mundo. Pero hay posibilidades de que la UE termine perdiendo su batalla contra el autoritarismo populista en Polonia.

El gobierno polaco ha convertido los canales de difusión estatales en el brazo propagandístico del gobierno. Además, acaba de sancionar un paquete de leyes que despejan el camino para que el gobierno controle el poder judicial.

 

El gran problema que tiene la Comisión Europea para actuar es que, en muchos aspectos importantes, Polonia sigue siendo una democracia. Si la televisión estatal es una herramienta, sigue habiendo fuertes medios independientes y hay poderosos partidos de oposición. No obstante, el gobierno ya comenzó a hacerle la vida imposible a los medios independientes y también está impulsando reformas en el sistema de votación que hacen temer por la integridad de las futuras elecciones.

 

Por eso Bruselas siente que ha llegado el momento de ponerle un límite. Si no lo hace, seguramente la acusarán de no reaccionar ante las amenazas a la democracia y el imperio de la ley. Pero, al actuar, permitirá que el gobierno polaco argumente que un grupo de burócratas extranjeros están intentando debilitar la independencia de Polonia. O peor, podría perder esta batalla. Hungría, que también está deslizándose hacia el populismo autoritario, ya amenazó con vetar cualquier medida que se tome contra Polonia. Eso podría dejar a la Unión Europea impotente, dividida e incapaz de defender los valores centrales.

 

Los riesgos que corre la Comisión son muchos. El gobierno polaco podría decir que se lo castiga injustamente. El gobierno húngaro, con Viktor Orban a la cabeza, ya debilitó la independencia de los medios y las cortes de justicia. Hasta ahora, no recibió censuras. Pero no es impensable que se acuse a la Unión Europea de tener doble estándar. Los recientes acontecimiento en España, donde políticos elegidos en votación están tras las rejas por montar un referéndum sobre la independencia de Cataluña. Podría decir que el referéndum era ilegal y que los jueces españoles actuaron dentro de los límites de la actual constitución y respetaron la libertad de los medios. De todas maneras, el gobierno en Varsovia señalará que es España, y no Polonia, la que actualmente está encarcelando a políticos de la oposición.

El gobierno polaco podría decir que se lo castiga por su conservadurismo cultural y sus críticas a la UE oscureciendo así el peligro que existe en ese país por el imperio de la ley y así, obligar a Bruselas a transar a mitad de camino.

 

 

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