Con la inflación en un nivel más bajo de lo que sus funcionarios desean, el organismo deduce que sus políticas no dan señales de recalentar la economía. Eso le permite mantener su programa de tasas cero y comprar mensualmente US$ 85.000 millones de bonos de la deuda, que emplea para facilitar las condiciones de crédito e incentivar el gasto y la inversión.
Los funcionarios de la Fed, después de una reunión en marzo donde discutieron las políticas a seguir, hablaron de ir disminuyendo las compras de bonos en la segunda parte del año si la economía seguía ganando fuerza. Pero las marcas de la inflación han ido cayendo y las cifras de desempleo fueron desalentadoras.
El Departamento de Comercio informó la semana pasada que el índice de gastos por consumo personal fue de 1,2% en el primer trimestre del año, muy por debajo del objetivo del banco central. Es más, fue la lectura anual más baja desde el tercer trimestre de 2008, cuando Estados Unidos estaba inmerso en la crisis financiera.
La Fed se propone mantener la inflación más o menos estable en 2%, un nivel que los funcionarios creen aguanta el crecimiento económico y el aumento de empleo. Caer más debajo de eso podría indicar que la economía se debilita y los salarios se estancan.
De manera que con la inflación exigua y el desempleo excesivamente alto, la Reserva Federal deja en claro que continuará por ahora con su política de estímulos correctivos.