domingo, 22 de diciembre de 2024

La recaudación en caída, ¿es subproducto de la inflación?

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La recaudación nacional de impuestos en la Argentina cayó un 5,8% en términos reales en los primeros 7 meses. Entre los pocos tributos que crecen en términos reales está el IVA, cuyo aumento el Gobierno nacional asocia a una mejora de la actividad y el consumo.

Por Ariel Barraud (*)

 

Si bien el aumento del consumo se puede apreciar en algunos sectores, sobre todo apuntalado en las menores alternativas de ahorro de la población; un análisis de los datos sugiere que otros factores también pueden estar influyendo: mayor uso de medios de pago electrónicos, que dificultan la evasión; una sustitución de consumos derivada de las restricciones a las importaciones, y una aceleración de costos y precios generales del entramado económico argentino.

 

Recaudación nacional agregada

La recaudación nacional acumulada entre enero y julio sumó $19,5 billones, 5,8% por debajo de igual período de 2022 en moneda constante, es decir, descontando el efecto de la inflación.

El análisis por impuestos marca que la principal caída (-47% real) es en los tributos vinculados al comercio exterior (derechos sobre las importaciones y exportaciones). Las retenciones a las exportaciones se derrumbaron 61% real interanual a causa de la sequía y su impacto sobre la producción y exportación.

Ganancias también contribuyó a la caída real de la recaudación en el periodo (perdió un 11% real interanual en los siete meses iniciales del año), fruto de la menor recaudación por anticipos del año pasado y por la aceleración continua de la inflación.

Entre los tributos relevantes para el total recaudado, crecieron por encima de la inflación tanto los Aportes y contribuciones a la seguridad social como el IVA. Los primeros aumentaron 2% real en el período considerado, fruto de una mayor alineación de los salarios formales con la inflación. El IVA evolucionó 7,5% real.

Las caídas reales de Ganancias y de los impuestos al comercio exterior fueron determinantes para el comportamiento general, ya que tienen una ponderación sobre el total recaudado del 20% y del 10%, respectivamente.

 

Recaudación y consumo

Como puede apreciarse, el IVA es la causa principal para que el derrumbe de la recaudación no sea más fuerte.

Ante el mantenimiento de las alícuotas legales del impuesto, lo que estaría creciendo es la base imponible del tributo, y/o habría una posible mayor eficiencia en la recaudación (reducción de la evasión, por ejemplo).

En la Argentina el IVA recae en todas las fases de los ciclos de producción y distribución de bienes y servicios. Los datos que difunde AFIP permiten diferenciar la recaudación originada en el gravamen de la importación (IVA DGA) de lo recaudado por operaciones domésticas (IVA DGI).

Fruto de las fuertes restricciones y desaliento a las importaciones, la recaudación de IVA DGA mostró una caída real del 7% en lo que va del 2023. Sin embargo, el IVA DGI creció mes a mes desde octubre de 2022 a tasas reales de dos dígitos. En lo que va de este año acumuló un alza real del 18%. El Gobierno lo lee como un resultado de la mejora del consumo y la actividad, así como el producto de “la optimización de las medidas tributarias adoptadas desde la AFIP”.

Se ve que, excepto durante el período excepcional de la pandemia y pospandemia (2020 y 2021), la recaudación de IVA doméstico evoluciona cercana al rumbo del consumo nominal. Sin embargo, a partir de octubre pasado hay una separación de estas variables. Así, para explicar la fuerte suba del IVA DGI debe recurrirse a motivaciones que se complementen con el crecimiento real del consumo y de la actividad gravados. Lo contrario implicaría suponer una evolución real de la economía cercana al 18%, que no se refleja en ninguno de los indicadores oficiales o privados de actividad económica y/o gasto privado en nuestro país.

En este sentido, a la explicación oficial de mejoras en la administración tributaria del impuesto, se pueden sumar dos hipótesis adicionales. La primera, un cambio de hábito de los consumidores con los medios de pago. Sobre los datos provistos por el BCRA (“Informe de pagos minoristas”), los pagos minoristas en efectivo (aproximados por las extracciones vía ATM) pasaron del 29% del total a fines de 2019 a 13% en 2022 (último dato).

El resto de los pagos se realiza mediante tarjeta (débito o crédito) o transferencias (incluyendo las billeteras virtuales), lo cual reduce las posibilidades de evasión. En este sentido, la necesidad de recurrir al financiamiento de parte de los consumos habituales, frente a la pérdida de poder adquisitivo de los ingresos de la población que conlleva la inflación a velocidad creciente, tiene como subproducto la formalización de las operaciones y una mayor recaudación de los impuestos vinculados a las mismas, como el IVA.

La segunda hipótesis detrás del fuerte incremento real de la recaudación de IVA DGI, tiene que ver también con la aceleración de la inflación y la distorsión de precios relativos de la Argentina. La canasta del IPC que se usa para medir la inflación incluye bienes y servicios finales consumidos por hogares representativos, que en parte están sujetos a acuerdos de precios instrumentados, mientras otros están regulados (energía y transporte).

Por su parte, la “canasta” de bienes y servicios domésticos producidos e intercambiados en las distintas ramas y cadenas económicas, sobre la que se cobra el IVA, podría estar evidenciando fuertes subas en algunos rubros que tienen una ponderación diferenciada, directamente podrían no ser registradas en el IPC por el propio diseño del índice estadístico (sobre todo en el caso de consumo de bienes intermedios, bienes finales durables, productos y servicios importables o sustitutos de importados). En ese caso, la suba diferencial de estos precios podría estar empujando al alza nominal de los valores agregados sobre los que se cobra el impuesto, sin necesariamente estar implicando un aumento en cantidades de las magnitudes sugeridas por el crecimiento real del IVA.

Entre los efectos negativos de una inflación muy alta y creciente está la distorsión de precios relativos y la pérdida de herramientas de decisión al confundir efectos nominales con efectos reales.

Interpretar el crecimiento nominal de la recaudación de IVA interno como el emergente de un aumento del consumo de la población, y no como una luz de alarma por la escalada de costos y precios en todo el entramado de la economía argentina, equivale a la confusión que genera observar la foto del nivel de ocupación de negocios gastronómicos y de entretenimiento, y extrapolarlo al nivel de bienestar de la población en general.

(*) Director del Instituto de Investigaciones Económicas de la Bolsa de Comercio de Córdoba.

 

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