En el proyecto de Ley de Presupuesto General de Gastos y Cálculo de Recursos de la Administración Nacional para el ejercicio 2015 que el Poder Ejecutivo Nacional enviara al Congreso de la Naciónel pasado 15 de septiembre, el tipo de cambio, que se había previsto que estuviera en $6,33 por dólar en promedio para 2014, llegaría a $9,45 para el año que viene, con un crecimiento del 15,1%, levemente por debajo de la variación de precios.
Este comportamiento se mantendría en 2016 y 2017, con niveles de variación que acompañen la inflación, manteniendo así el tipo de cambio real en los niveles actuales.
En cuanto a la inflación, la previsión para el próximo ejercicio es de un 15,6%, de acuerdo con el índice de precios nacional urbano (IPCNu), recientemente implementado por el INDEC.
Si bien este valor es el más alto de los previstos en las leyes de presupuesto de los últimos años, el mismo se encuentra por debajo de la variación de precios acumulada en los primeros siete meses de 2014, que llega al 16,7%.
A futuro, se prevé continuar con una desaceleración paulatina, hasta llegar a tasas de un dígito en 2017, señala la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP).
El superávit comercial, que para este año se calcula en $7.594 millones si se cumple la recuperación de las exportaciones ya mencionada, se ubicaría entre los $9.000 y los $10.000 millones para los próximos tres ejercicios.
La estimación planteada para el cierre de 2014 es de un 0,5% de crecimiento del PIB, a partir de una expansión moderada de las exportaciones en el segundo semestre que permita revertir al menos en parte la caída del comercio exterior y que repercuta favorablemente sobre la demanda agregada.
Se esperan variaciones levemente positivas del consumo (+0,4% interanual) y de la inversión (+0,8% ia.), y una caída del 1,9% tanto para las importaciones como para las exportaciones.
No obstante, se prevé que en el próximo año el crecimiento del PIB sea de un 2,8%, apoyado en una recuperación del consumo y de la inversión, que crecerían un 2,9% ia.
Para los años subsiguientes se calcula un crecimiento del producto a tasas levemente superiores a la estimada para 2015, que alcanzarían el 2,9% para 2016 y el 3,2% para 2017.
Resultado Financiero
Por primera vez en los últimos años, el presupuesto 2015 prevé un resultado financiero deficitario que ascendería a $49.624 millones, equivalentes a un 1,0% del PIB.
Para el corriente ejercicio el gobierno había estimado un superávit fiscal de $830 millones, y por sucesivas modificaciones el mismo se transformó en un déficit superior a los $166.000 millones (4,0% del PIB), tomando en consideración el cálculo de ingresos y de gastos presentado por el Poder Ejecutivo en el mensaje.
Dado que los intereses de la deuda pública alcanzarían los $96.217 millones para el próximo año, el saldo primario se estima superavitario en $46.594 millones (0,94% del PIB).
No obstante, estos valores implican una tasa de expansión de los gastos del 13,2%, menos de la mitad del incremento estimado para los recursos, que llegaría al 28,0%.
Por ello, se considera que el resultado previsto, que implicaría una reducción del déficit de un 70,2% de un año a otro, será muy difícil de alcanzar, por lo que se considera que lo más probable es que el Ejecutivo mantenga la política de subestimar algunos gastos para luego sincerar la situación a través de modificaciones presupuestarias.
El incremento planteado para las remuneraciones (18,3% ia.) y para las transferencias corrientes (9,0% ia.), así como la variación del gasto de capital (-12,7% ia. si se considera el gasto relativo a la adquisición de YPF; +11,2% ia. si se lo excluye) también apuntan en esa dirección.
Corresponde aquí una aclaración. En el gasto total presupuestado para 2014 se encuentran $40.003 millones en la partida de inversión financiera que corresponden al monto destinado a la recuperación del control de YPF S.A., tras el acuerdo firmado con la empresa REPSOL S.A. Por la magnitud de esa partida, que se da por única vez y que distorsiona las comparaciones interanuales, se detalla a continuación un esquema ahorro-inversión-financiamiento que tiene en cuenta esa situación.
La diferencia que se aprecia entre lo que ocurrió entre 2003 y 2010, y lo que ha pasado en los últimos años, es que en esa primera etapa se subestimaban tanto ingresos como gastos, para luego ampliar estos últimos a partir de la mayor recaudación.
Desde 2011 en adelante, los recursos se presentan bastante ajustados a la realidad, mientras que los gastos son la variable de ajuste en la presentación del presupuesto, para luego financiarse con un aumento del endeudamiento o mediante una disminución de las aplicaciones financieras, incrementando así el déficit fiscal.
El pasado 15 de septiembre, el Poder Ejecutivo Nacional envió al Congreso de la Nación el proyecto de Ley de Presupuesto General de Gastos y Cálculo de Recursos de la Administración Nacional para el ejercicio 2015. En el mismo, de acuerdo a los criterios establecidos para la programación plurianual, se plantean escenarios que alcanzan al trienio 2015-2017.
Con dicho acto culmina la etapa de formulación del Presupuesto, que se da al seno del Poder Ejecutivo, y comienza la discusión legislativa, que tendrá su conclusión con la aprobación del mismo por las dos cámaras del Congreso.
Esta etapa es trascendental porque en ella el presupuesto se expone y se discute de cara a la sociedad. Una ley en la cual se discuten los lineamientos generales de la acción de gobierno, las principales políticas que se llevarán a cabo desde los distintos organismos, la asignación de prioridades de gastos y la definición de indicadores físicos que miden la gestión del Estado debe debatirse con la mayor amplitud posible.
Sin embargo, se estima que nuevamente durante el próximo año se deberán realizar importantes modificaciones al presupuesto a través de Decretos de Necesidad y Urgencia y de Decisiones Administrativas basadas en el modificado artículo 37 de la Ley 24.156 y en las facultades delegadas al Jefe de Gabinete de Ministros.
Una vez más, el Proyecto de Ley de Presupuesto se ha presentado al Congreso en tiempo y forma. Este hecho no deja de ser destacable en nuestro país, ya que por más que sea lo habitual en los últimos años, durante mucho tiempo no se cumplió, generando múltiples dificultades a la gestión del Estado.
En ese sentido, el Presupuesto cumple con su rol de ser un instrumento de administración, y tal como está planteado permitirá que los diferentes organismos que conforman la Administración Nacional puedan organizar su gestión cotidiana.
Sin embargo, se considera que hay una subestimación de algunos gastos, tales como las remuneraciones, los subsidios económicos o las partidas destinadas a la inversión pública, que distorsionan el resultado final e impiden realizar un análisis efectivo de lo planteado en el presupuesto.
Si bien la situación se resolverá, como se viene haciendo en cada año, a través de decisiones administrativas y decretos de necesidad y urgencia que modifiquen y amplíen las diferentes partidas presupuestarias, esta distorsión no permite debatir en profundidad los parámetros fundamentales del presupuesto. ¿Cuál será el déficit fiscal al finalizar el ejercicio? ¿Cuál es la necesidad real de financiamiento? Tal como está planteado, este presupuesto no ofrece respuesta a estos interrogantes.
En este contexto, cobra mayor importancia el análisis que se pueda hacer de la Cuenta de Inversión del ejercicio 2013 e inclusive de años anteriores, que muestran lo que efectivamente se realizó. Sería conveniente que desde los diferentes sectores involucrados en la discusión de la hacienda pública se le prestara especial atención a este documento.
Como anexo, se describen algunos artículos incluidos en el Proyecto de carácter no habitual.
En posteriores informes se presentarán aspectos más detallados de los principales aspectos del Proyecto de Ley de Presupuesto 2015.