Con una consecuencia inmediata de que prevaleciera la línea propugnada por Arabia Saudí con el apoyo de sus vecinos del Golfo ante la Organización de los Países Exportadores de Petróleo, la cotización del crudo Brent se redujo 6,50 dólares —la mayor caída en un día desde mayo de 2011— y tocó el nuevo mínimo en cuatro años: 71,25 dólares (56,20 euros).
La decisión de dejar que el mercado actúe en lugar de la organización implica un cambio de paradigma: “Parece que la OPEP quiere abandonar el papel del cartel que calibra la oferta para equilibrar el mercado. Se encontraba frente a una encrucijada: recortar la producción para que los precios suban, creando sin embargo nuevos estímulos a la producción estadounidense; o no alterar la situación actual para que el precio siga cayendo y la costosa producción no convencional de EE.UU. deje de ser rentable. Han optado por este segundo escenario”, explica Harry Tchilinguirian, jefe de los analistas de materias primas de BNP Paribas, según publica la edición americana de El País.
“30 millones de barriles diarios representan el nivel de producción de los últimos cuatro años y hemos decidido mantenerlo. La caída de los precios no refleja ningún cambio fundamental. Queremos seguir esperando y ver cómo reacciona el mercado”, declaró el jueves Abdalá el Badri, secretario general de la organización.
Hizo hincapié en que “la OPEP no está tratando de fijar el precio del barril a un valor determinado, sino de obtener un precio justo, que permita a los productores lograr ingresos decentes sin penalizar a los compradores”.
Pocos minutos antes de la rueda de prensa en la que el secretario del cartel pronunció esas palabras, la ministra de Petróleo de Nigeria, Diezani Alison-Madueke —que presidirá la organización en 2015— aclaró que “el precio del petróleo cerca de los 70 dólares representaría un gran desafío, del que los países que no forman parte del cartel tendrían que compartir el peso”.
El resultado de la cumbre constituye una clara victoria de Arabia Saudí. Ya hace unos días, el ministro de Petróleo del país árabe, Ali al-Naimi, había dejado claro la voluntad de evitar una “guerra de los precios” ya que “el mercado acabará estabilizándose solo”.
Su homónimo persa, Bijam Namdar Zanganeh, intentó suavizar esta posición: “Es muy importante conseguir la unidad de la OPEP. La posición de Irán y de Arabia Saudí se asemejan”, declaró el miércoles, en la víspera de la cumbre. Pero Riad, que según los datos de la propia OPEP produce 9,6 millones barriles diarios —cerca de un tercio del total de la organización—, “no quiso ceder a las presiones de Venezuela e Irán, que querían lograr un recorte general sin alterar su actividad productiva”, explica Richard Mallinson, de la consultora Energy Aspect, con sede en Londres.
“Todos los miembros del cartel reconocen que hay un exceso de oferta, pero solo Arabia Saudí y sus vecinos del Golfo tienen bastantes activos en el extranjero para permitirse que el crudo siga tan barato hasta que el mercado reaccione”, añade.
Esta elección conlleva sin embargo un riesgo: “La producción en EE UU continuará durante todo 2015. Así que para que esta estrategia funcione, los países de la OPEP tendrán que soportar un fuerte estrés financiero durante mucho tiempo”, insiste Tchilinguirian.
Pero para que los precios baratos afecten la otra pata del equilibrio economico, empujando hacia arriba la demanda, “tendremos que esperar a la segunda mitad de 2015 o el principio de 2016 cuando sobre todo los países que más importan petróleo, como India y China, se aprovecharán de precios tan baratos”.
Por el momento, sin embargo, Pekín frena: la economía china creció en su conjunto un 7,3% en el tercer trimestre, cosechando el peor dato desde 2009. Así que si los cálculos de la OPEP están equivocados, “el cartel siempre podrá recortar la producción en la próxima cumbre en junio de 2015, o incluso antes, convocando un encuentro extraordinario”, matiza Mallinson.
La apuesta de la OPEP podría entonces revelarse muy atrevida, aunque el futuro podría no ser exactamente como se vislumbra: “Hay cierta ambigüedad en las palabras de Abdalá el Badri, que hizo muchas veces hincapié en que el cartel respetará la cuota de 30 millones de barriles al día.
Según las últimas estimaciones, la organización produce entre 30,6 y 30,7 millones de barriles diarios.
Si sus miembros toman al pie de la letra las palabras del secretario general, habrá en efecto un recorte de 600.000 o 700.000 barriles diarios, que no sería insignificante”, matiza Tchilinguirian.
Las previsiones a corto plazo son de todas maneras distintas: “El escepticismo del mercado respecto al hecho de que los actuales precios sean bastante bajos para ralentizar la producción de EE UU hará que el coste del barril acabe por debajo de los 70 dólares”, explica Miswin Mahesh, analista de Barclays, según El País.