La letra chica del plan del billón de dólares

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En realidad, se trata del segundo programa cifrado en activos tóxicos. Sumándole ese billón al megarrescate de octubre se llega a 1,7 billón. Si se añade el déficit planteado en el presupuesto 2009/10 (1,75 billón), se llega a US$ 3,45 billones.

<p>Esencialmente, esta nueva tabla de salvataje para banqueros busca atraer capitales para asociarse con el Estado en un &ldquo;programa mixto de inversi&oacute;n&rdquo; (PPIB: public-private investment program). Su meta es comprar poco m&aacute;s de un bill&oacute;n en activos t&oacute;xicos &ndash;malas hipotecas inclusive- que pesan sobre el sistema bancario y el cr&eacute;dito.<br />
Pese al repliegue burs&aacute;til parcial del martes, los aspectos esenciales del esquema siguen apuntalando los mercados de Asia-Pac&iacute;fico y Europa occidental. Similar sesgo exhiben los futuros accionarios en Estados Unidos, Brasil y M&eacute;xico. <br />
Al principio, el PPIB proveer&aacute; financiamiento por unos US$ 500.000 millones para descargar esos paquetes en libros. Ahora, el gobierno apela a otro eufemismo, &ldquo;activos legados&rdquo;, para no decir &ldquo;t&oacute;xicos&rdquo;. El objeto es alcanzar el bill&oacute;n, explica un resumen hecho circular por la secretar&iacute;a del Tesoro.<br />
El n&uacute;cleo cr&iacute;tico es una masa de US$ 75.000 a 100.000 millones remanentes del megarrescate por US$ 700.000 millones. Puesto en marcha durante octubre, era fruto de Henry Paulson (Tesoro), Timothy Geithner &ndash;entonces en la Reserva Federal neoyorquina- y Neel Kashkari (ex Goldman Sachs). Se lo conoce como programa pro alivio de activos en problemas (TARP en ingl&eacute;s). <br />
Al apalancar el nuevo plan v&iacute;a la agencia federal para seguros de dep&oacute;sitos (FDIC), ser&aacute; posible ir adquiriendo crecientes vol&uacute;menes de malos pr&eacute;stamos y los paquetes derivados de su titulizaci&oacute;n. Los inversores privados podr&aacute;n subsidiarse, pero tambi&eacute;n perder la colocaci&oacute;n. El gobierno espera que participen fondos jubilatorios y otras instituciones proclives al largo plazo. Esc&eacute;pticos como Paul Krugman temen que Geithner se equivoque al creer que el sistema financiero sea tan sano como lo supone la RF. </p>
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