Así lo advierte el Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano en su último informe.
Al respecto, Víctor Beker, director del CENE, opina que “se trata de un objetivo de difícil consecución, cuando se espera un incremento para febrero no menor al 3%. Ello implicaría que, para los restantes diez meses del año, el incremento mensual de precios debería ubicarse por debajo de aquel 2%”.
El economista ya había puntualizado las razones que podrían dificultar el logro de la meta prevista en el presupuesto aprobado por el Congreso Nacional:
- la incógnita acerca de si podrá sostenerse un esquema de congelamiento de las tarifas de servicios públicos en 2021;
- el interrogante sobre si podrán desacoplarse los precios internacionales de nuestras exportaciones, en franca recuperación, de los internos, sin poner en riesgo el volumen de exportaciones y los ingresos de divisas, y
- la eventual presión sobre algunos precios de una posible recuperación del consumo, como resultado de las paritarias.
Beker también había indicado que “la dificultad que presenta el ajuste gradual del tipo de cambio nominal implementado por la autoridad económica, de modo tal de evitar un desfasaje pronunciado respecto de la inflación doméstica, es que impacta sobre el precio de los productos de exportación que, como en el caso del trigo, el maíz y la carne vacuna, son la materia prima utilizada en los principales productos de la canasta de consumo.
Por lo tanto, el continuo aumento del tipo de cambio se convierte en un factor que retroalimenta la inflación, dificultando su reducción”.
En este sentido, el director del CENE destaca ahora que el anuncio por parte del Ministerio de Economía sobre una ralentización de las microdevaluaciones mensuales entraña otro peligro: “que se produzca un retraso cambiario que impacte negativamente sobre las exportaciones y el ingreso de divisas”.
Para completar el análisis, el economista ratifica que “la inflación en la Argentina es un fenómeno multicausal: generalmente se mezclan componentes monetarios, no monetarios e inerciales. En consecuencia, el éxito de cualquier estrategia antiinflacionaria requiere de un enfoque integral que ataque al conjunto de los factores inflacionarios”.