<p>De pronto cautas, Alemania, Francia y Holanda –claves del llamado “eurogrupo financiero”- quieren primero “ver los primeros efectos de los paquetes nacionales en toda la Unión Europea”. Así señalaba el germano Peer Steinbrück (hacienda). “Por ahora no encaramos acciones subsiguientes”.<br />
Berlín tiene sus propias razones; acaba de aprobar un segundo paquete por € 50.000 millones. Además, cuenta con “estabilizadores fiscales automáticos” que permiten elevar gastos para frenar síntomas recesivos. Aprovechando su cargo –jefe del eurogrupo-, el luxemburgués Jean-Claude Junker, en cierto modo vocero de un “off shore”, sostuvo que la zona no quiere más regulación y criticó las presiones norteamericanas. <br />
Lawrence Summers, principal asesor económico de Barack Obama, planteará la necesidad de nuevas medidas no ante Bruselas (mucho menos, Luxemburgo), sino en las sesiones preparatorias –este fin de semana en Londres- para el encuentro del grupo de los 20, el 2 de abril. Cristina Romer –segunda de Summers- subrayó: “La expansión monetaria y fiscal es clave para salir de la crisis sistémica”. <br />
Pero la Eurozona no quiere promover ulteriores emisiones de deuda soberana. Ahora bien, esta postura “ortodoxa” no es mayoritaria en el G-20, formado por Estados Unidos, Japón, Rusia, China, Brasil, India, Argentina, Sudáfrica, Surcorea, México, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Alemania, Francia, Holanda, Italia, Gran Bretaña, Suecia y Saudiarabia.</p>
<p> </p>
La Eurozona no quiere estímulos adicionales
Aun antes de la loca euforia bursátil del martes 10, los ministros de hacienda o economía reunidos en Bruselas- anunciaron que no proyectan medidas fiscales ulteriores. Pero, en una reversión de papeles, Estados Unidos pide nuevas medidas expansivas.