El médico neurólogo especialista en neurociencia explicó, ante el cuerpo académico de la UB, representantes de colegios secundarios de la ciudad de Buenos Aires y miembros de la comunidad, que “la grieta es humana y existe en todos lados, porque somos tribales. Pero los países que crecieron lo hicieron porque pusieron el proyecto de desarrollo por encima de sus grietas”.
En Argentina, argumentó, “el último gran proyecto fue la democracia, hace ya cuarenta años. Ahora, nos falta ponernos de acuerdo con un proyecto de desarrollo orientado a la creación de riqueza. Necesitamos un cambio de mentalidad colectiva como el de 1983 para salir de la decadencia. De lo contrario, lo único que vamos a hacer es seguir generando pobreza”, subrayó.
Con relación a los modelos económicos que pudieran permitirle a nuestro país tomar el camino del desarrollo, sostuvo que es imposible replicar los de Australia, Corea del Sur o Israel: “Un modelo posible es el de Canadá, la mitad basado en sus recursos naturales, el valor agregado que se les puede dar y las tecnologías puestas a su servicio, y la otra mitad sustentado en un dinamismo que no dependa de los recursos naturales”.
Al respecto, mencionó que nuestro país podría duplicar sus exportaciones en diez años, si apuesta al agro, la energía, la minería, la pesca y la industria del conocimiento. “En ese sentido, la universidad tiene que estar en el centro, junto con el Conicet, los laboratorios privados y una política de Estado para la transferencia tecnológica, de modo tal que el conocimiento pueda ser transformado en valor económico”.
En la actualidad, por el contrario, describió que, al no disponer de un proyecto de desarrollo, la generación de conocimiento que realizan los centros de enseñanza e investigación se encuentra completamente aislada. “A la Argentina no le interesa la educación, porque sólo exporta materias primas”, enfatizó en ese sentido.
Sin embargo, diagnosticó que la población reclama un fin de ciclo, potenciado por la post pandemia. “A diferencia de las últimas dos elecciones presidenciales, en las que la gente votó en contra del gobierno anterior, el año que viene se va a votar a favor. Las pandemias suelen cambiar las mentalidades colectivas. Por lo tanto, hay una oportunidad de unirnos en un proyecto de desarrollo”, completó.