Para entender el funcionamiento de la economía nacional es importante tener presente el desempeño europeo, clave para el comercio internacional de nuestro país, como explica el último informe económico mensual del IAE.
La situación de los países exportadores de la eurozona está mejor, dada la apreciación del dólar respecto al euro. Las naciones europeas ya no pueden apoyarse en sus tipos de cambio porque no disponen de este instrumento. En este sentido se superó un test exigente para los países que precisaban mayor competitividad con la relación anterior de 1,6 dólares por euro. La continuidad de la política monetaria que viene ejecutando Mario Draghi es algo esperable. El Banco Central Europeo (BCE) siguió a Bernanke y ahora a Yellen en su política de tasas de interés muy bajas.
Los últimos indicadores económicos reflejan que la UME crece ligeramente por encima al crecimiento de la población. El consumo de las familias sigue frío debido al debilitamiento del mercado laboral. Alemania sigue siendo la locomotora, con superávit de cuenta corriente y menor deuda pública.
La inversión, por otra parte, refleja un tono moderado debido a la falta de expectativas positivas de los empresarios. En este contexto, sólo la mejora de las exportaciones derivada de la potencial recuperación internacional podría ayudar a la economía europea.
La cuenta corriente total de Europa es cercana al equilibrio pero hay pocos superavitarios que financian al resto, tal como lo hace Alemania. España tenía un fuerte déficit que ha ido corrigiendo.
La situación de las finanzas públicas ha ido paulatinamente debilitándose en la Unión Europea, hasta el punto de que se ha violado el compromiso de equilibrio presupuestario. El déficit público es más del doble de lo previsto inicialmente en los acuerdos fiscales. Las críticas recaen sobre Alemania quien insiste en imponer metas fiscales ambiciosas a países como Grecia que están en recesión.
Todo este panorama europeo se vuelve más adverso por el Brexit. Si Europa no se pone firme con el artículo 50, hay riesgo de que otros países vayan en la misma dirección que Inglaterra. Es la primera vez que desde la construcción de Europa en los ´50 se produce un evento tan adverso. No sorprende tanto ya que Inglaterra vio siempre el partido desde afuera con poca vinculación con el continente.
La Comisión Europea impulsó por otra parte la entrada de muchos países nuevos a lo largo de los años. Esto supone oportunidades para crecer por un mayor mercado interno. A la vez, implica un desafío para mejorar el desempeño en varios de los indicadores macroeconómicos mencionados de los países entrantes.
Europa resultaba atractiva para los nuevos entrantes pero últimamente hay un espíritu más crítico hacia el funcionamiento de la Unión Monetaria. Estamos en un momento delicado donde varios partidos minoritarios de derecha prefieren incluso abandonar el euro. Desde el plano teórico, la visión americana era muy adversa al éxito del experimento puesto que no se cumplen las condiciones de Mundell. Para algunos como Jordi Gual, dada la fragmentación existente, lo que hace falta es mayor integración para obtener los beneficios de la mayor escala. Muchos hablan de la necesidad de mayor unión fiscal y bancaria para fortalecer al euro.
La debilidad económica y los flujos crecientes de inmigración alientan a partidos proteccionistas, nacionalistas y xenofóbicos que están recuperando terreno en el mapa político europeo. El descontrol presupuestario de varias economías de la zona del euro, la respuesta débil de las autoridades nacionales y los escasos avances en términos de reformas estructurales no invitan a ser muy optimistas con el crecimiento futuro de la región. La japonización de Europa es un riesgo latente.