La economía brasileña creció 0,6% en el último trimestre comparada con el trimestre anterior. Esta cifra representa la mitad de lo esperado por los analistas. Los números más recientes echan definitivamente por tierra las esperanzas de una recuperación del crecimiento para fines del 2012.
Alberto Ramos, economista de Goldman Sachs sostiene que esta realidad llevará al gobierno a pensar seriamente en qué está pasando con las inversiones y la confianza, y a pensar en los impedimentos estructurales al crecimiento.
Este año Brasil ha lanzado medidas de estímulo para contrarrestar la caída de la actividad económica, incluidos el alza de impuestos a la importación de autopiezas para proteger la industria nacional, y medidas financieras para debilitar el valor del real frente al dólar.
La caída del crecimiento en Brasil va a la par de la caída del crecimiento en varias economías emergentes. India crecería 5,5%, que es el nivel más bajo de la última década. Rusia y China también muestran desaceleración.
Según la consultora Nomura, la débil performance de Brasil se debe a la caída de las inversiones –de 2% — comparada con el trimestre anterior. La mayor caída desde 2009.
“A pesar de todas las medidas monetarias y fiscales implementadas en 2012, no hay signos de recuperación en el horizonteâ€, sostiene George Lei, economista de Nomura. La presidente Rousseff se verá obligada a impulsar con urgencia inversiones en infraestructuras.
El gobierno ha anunciado planes de construcción de carreteras, vías férreas y aeropuertos por 130.000 millones de reales, con la participación de empresas privadas. También ha anunciado la reducción de impuestos en seguridad social para disminuir el costo laboral.
Por otra parte el ministro de economía ha estado culpando a las políticas de estímulo financiero lanzadas por la Reserva Federal estadounidense, que llevan a un fortalecimiento de la moneda brasileña. Pero según Alberto Ramos, de Goldman Sachs, Brasil se ha llevado a sí misma fuera de la economía global al no contener el aumento de los costos. “Brasil no tiene un problema de tipo de cambio, sino un problema de competitividad en sus costosâ€.