La aftosa hace estragos en Uruguay

Detuvieron el sacrificio de ganando, pero el nerviosismo genera recriminaciones hacia el gobierno por parte de algunos productores, que consideran que lo más adecuado es diseñar un plan de vacunación masiva.

30 abril, 2001

(EFE).- El sacrificio de ganado y la vacunación de animales para frenar el brote de fiebre aftosa, que afecta a cinco departamentos de Uruguay, ha producido un estado de nerviosismo y recriminaciones entre autoridades nacionales y departamentales.

Ayer (domingo 29), el presidente Battle anunció la suspensión del “rifle sanitario” y la aplicación de vacunas, ante la oposición de los ganaderos quye salieron a las rutas para expresar su queja.

Hasta ahora se han sacrificado mediante el sistema del “rifle sanitario” unas 12.000 cabezas de ganado bovino y ovino “que estaba enfermo o estuvo en contacto directo con animales enfermos”, señaló el viceministro de Ganadería, Martín Aguirrezabala.

Además se aplicó la vacunación en anillo alrededor de los veintiún focos reconocidos de fiebre aftosa en los departamentos de Soriano, Colonia, Río Negro y Paysandú, y uno confirmado en el departamento de Florida.

El presidente Batlle, que está al frente del comité de emergencia formado para combatir la enfermedad, se reunió ayer (domingo 29), con técnicos y asesores en el Ministerio de Ganadería para analizar las últimas novedades, y pocas horas después decidió cesar los sacrificios y anunciar un plan de vacunación.

El gobierno fijó el viernes pasado un plazo de entre 48 y 72 horas “para analizar la evolución de la situación” y determinó que si los brotes de aftosa se multiplican y superan el número de cincuenta se dispondrá una vacunación masiva.

Uruguay tiene unos 10 millones de cabezas de ganado bovino, 18 millones de cabezas de ganado ovino y las exportaciones de carne son su principal fuente de divisas.

En medio del esfuerzo de técnicos y productores agropecuarios para tratar que la enfermedad no se propague, se han generado recriminaciones y situaciones tensas.

El intendente de San José, ex ministro de Ganadería, y actual productor rural, Juan Chiruchi, recriminó a Aguirrezabala por la falta de apoyo del gobierno a su departamento para aplicar medidas preventivas que eviten la entrada del virus, y reclamó mayor energía en los controles sanitarios en las fronteras departamentales.

La mayoría de los productores han respaldado las medidas oficiales, pero otros reclamaron “no perder más tiempo” y “comenzar a vacunar masivamente el ganado”.

En los departamentos de Colonia y Soriano algunos productores colaboran con las tareas de fumigación de vehículos para evitar el contagio del virus, pero otros dificultaban el ingreso a sus campos de los efectivos del Ejército que deben utilizar el “rifle sanitario”.

Uruguay dejó de vacunar contra la fiebre aftosa en 1994 y dos años después recibió el estatus de país libre de fiebre aftosa sin vacunación por parte de la Organización Internacional de Epizootias (OIE).

Ese estatus abrió a sus carnes las puertas de los mercados más exigentes en materia sanitaria, especialmente Estados Unidos y Asia donde se obtienen los mejores precios.

El gobierno suspendió la pasada semana las exportaciones de carne y los esfuerzos están orientados a que la enfermedad no se extienda para tratar de recuperar lo antes posible el estatus y los mercados internacionales.

(EFE).- El sacrificio de ganado y la vacunación de animales para frenar el brote de fiebre aftosa, que afecta a cinco departamentos de Uruguay, ha producido un estado de nerviosismo y recriminaciones entre autoridades nacionales y departamentales.

Ayer (domingo 29), el presidente Battle anunció la suspensión del “rifle sanitario” y la aplicación de vacunas, ante la oposición de los ganaderos quye salieron a las rutas para expresar su queja.

Hasta ahora se han sacrificado mediante el sistema del “rifle sanitario” unas 12.000 cabezas de ganado bovino y ovino “que estaba enfermo o estuvo en contacto directo con animales enfermos”, señaló el viceministro de Ganadería, Martín Aguirrezabala.

Además se aplicó la vacunación en anillo alrededor de los veintiún focos reconocidos de fiebre aftosa en los departamentos de Soriano, Colonia, Río Negro y Paysandú, y uno confirmado en el departamento de Florida.

El presidente Batlle, que está al frente del comité de emergencia formado para combatir la enfermedad, se reunió ayer (domingo 29), con técnicos y asesores en el Ministerio de Ganadería para analizar las últimas novedades, y pocas horas después decidió cesar los sacrificios y anunciar un plan de vacunación.

El gobierno fijó el viernes pasado un plazo de entre 48 y 72 horas “para analizar la evolución de la situación” y determinó que si los brotes de aftosa se multiplican y superan el número de cincuenta se dispondrá una vacunación masiva.

Uruguay tiene unos 10 millones de cabezas de ganado bovino, 18 millones de cabezas de ganado ovino y las exportaciones de carne son su principal fuente de divisas.

En medio del esfuerzo de técnicos y productores agropecuarios para tratar que la enfermedad no se propague, se han generado recriminaciones y situaciones tensas.

El intendente de San José, ex ministro de Ganadería, y actual productor rural, Juan Chiruchi, recriminó a Aguirrezabala por la falta de apoyo del gobierno a su departamento para aplicar medidas preventivas que eviten la entrada del virus, y reclamó mayor energía en los controles sanitarios en las fronteras departamentales.

La mayoría de los productores han respaldado las medidas oficiales, pero otros reclamaron “no perder más tiempo” y “comenzar a vacunar masivamente el ganado”.

En los departamentos de Colonia y Soriano algunos productores colaboran con las tareas de fumigación de vehículos para evitar el contagio del virus, pero otros dificultaban el ingreso a sus campos de los efectivos del Ejército que deben utilizar el “rifle sanitario”.

Uruguay dejó de vacunar contra la fiebre aftosa en 1994 y dos años después recibió el estatus de país libre de fiebre aftosa sin vacunación por parte de la Organización Internacional de Epizootias (OIE).

Ese estatus abrió a sus carnes las puertas de los mercados más exigentes en materia sanitaria, especialmente Estados Unidos y Asia donde se obtienen los mejores precios.

El gobierno suspendió la pasada semana las exportaciones de carne y los esfuerzos están orientados a que la enfermedad no se extienda para tratar de recuperar lo antes posible el estatus y los mercados internacionales.

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